Ese culo respingón
Fecha: 12/07/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Sexuspunendi, Fuente: CuentoRelatos
... tomando su virginidad. Su culo, después de mis besos y sus orgasmos, estaba totalmente lubricado. Sin que ella lo supiera, su culo deseaba abandonar su virginidad. Como lo esperaba su culo virgen era absolutamente delicioso. Su resistencia, cual mantequilla al sol, tenía una resistencia que me llevaba a placeres inimaginables. Viviana gritó muy fuerte de sorpresa y dolor. Decidí parar y decirle al oído: “relájate y disfruta”. La terminé de penetrar completamente con suavidad y dulzura, nuevamente moviendo mis caderas hacia arriba y hacia abajo en el proceso. Continué siendo gentil con mi virgen por unos minutos hasta que volví a sentir que lentamente volvían sus gemidos de placer.
Un morbo que nunca había sentido antes en mí comenzó a dominarme. El morbo de ser veinte años menos y, sin embargo, estarle quitando su virginidad haciéndola sentir un placer desconocido. Sabía que se había mantenido virgen pues ninguno de sus amantes había logrado convencerla, no porque se lo hubiese preguntado, sino porque sabía que nunca nadie había sacado esa puta que llevan todas las mujeres dentro. Esa puta, no el sentido de dominación machista o del pago en dinero, sino esa puta que se entrega al placer sin importarle nada más. Ese ser puta que es el estadio superior de las amantes femeninas. Yo sabía que con eso la haría “mi putita” para siempre.
De solo recordar cómo lo gocé me calienta el cuerpo. El contacto de mi pelvis con su culo respingón no hacía más que invitarme a volver a ...
... penetrarla. El morbo me hacía hablarle sucio al odio. Sabía que debía acompañar la destrucción de su virginidad haciéndola sentir lo más puta posible. “Te gusta que te rompa el culito?” comencé a decirle al oído. “Te encanta que el pendejito te estrene ese culito respingón?”. Seguí hablándole sucio al odio mientras la penetraba, sin que aún ella respondiera, hasta que llegué al momento clave: podía salirme hasta la punta y volver a entrar completamente sin resistencia alguna. Más aún, cuando la llenaba recibía un gemido de aprobación. Entonces, decidí llevarla hacia el último estadio de placer. La volví a penetrar fuerte y completamente. Ella respondió con un gemido. Entonces, quedándome completamente quieto, me acerqué a su oído y volví a preguntarle: “Te gusta que te rompa el culito?”. A lo que ella respondió que sí. “No te escuchó” mentí. Ella volvió a decir que sí. Repetí mi frase mientras la comenzaba a penetrar con más velocidad. Después de la tercera vez que pregunté su respuesta fue un largo “siii!!!”.
Entonces me enfoqué en que tuviese su primer orgasmo. Mientras le mordía el cuello la penetraba sin miramientos. Entonces logré sintonizarme con ella. Sus gemidos fuertes comenzaron a transformarse en gritos que aumentaban a cada momento. De manera exquisita su culo estaba totalmente lubricado y me invitaba a romperlo. Logrando controlar mis ganas de venirme, seguí acoplado a sus tiempos hasta que supe que su orgasmo era inminente. Aceleré con las fuerzas que me ...