1. El rapto (capítulo ocho)


    Fecha: 13/07/2025, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    Pasados unos días de aquella orgía organizada entre William y Rolando, me vi envuelto en algo que ni idea tenía que pudiera ocurrirme. Estaba yo regresando a casa cuando hubo un apagón, nada raro, cosas a las que uno está acostumbrado desde que nace en la isla, me detuve un rato para adaptar mi vista a la oscuridad de la noche. Al doblar la esquina, me encandiló los faros de un carro que venía enfrente, que se detuvo de pronto y dos tipos salieron sujetándome con fuerza.
    
    - ¡Tranquilito, tranquilito porque si no te hacemos callar!
    
    Uno de ellos me dijo al oído, me metieron en el carro, nada pude ver porque enseguida alguien me vendó los ojos con no sé qué trapo. ¿Cuántos eran? Quizá tres o cuatro, uno manejaba y a mí lado se sentaron dos que sin perder tiempo me ataron las manos detrás de la espalda, iban en silencio, alguien fumaba porque sentía el olor del humo.
    
    - ¡Oye! ¿Qué cojones pasa?
    
    Grité pero la respuesta fue que me hicieron abrir la boca y me metieron algo, que me pareció una media, al parecer uno de ellos se la había quitado y haciendo una pelota me la metieron en la boca, ya me era imposible decir algo al no ser de mugidos. Fuimos bastante tiempo, a mí me apreció que fue una eternidad, aunque con los ojos vendados y en esa situación todo podía ser relativo. No me gustaba aquello, cuando sentí que uno de los que estaban sentados a mi lado, me hacía inclinarme hacia delante y metía su mano en mi pantalón buscando mi culo. Lo encontró rápido como si tuviera ...
    ... una gran experiencia, escuché su suspiro cuando metió su dedo áspero en mi ojete. Desde ese momento para mí estuvo claro qué querían y a lo que íbamos. Al menos me sentí más calmado. Cuando se detuvo el carro me hicieron bajar y entre dos me llevaron a una casa, había una radio puesta, olía a humo de tabaco y a cerveza o ron, escuché voces a mi alrededor.
    
    - ¡Coño, ya era hora que trajeran el culo!
    
    - ¡Al fin tenemos maricón pa rato!
    
    - ¡Caballeros, a singar se ha dicho!
    
    Decían cosas así, alguien me bajó los pantalones dejándome desnudo allí. Alguien se acercó, me metió el dedo en el culo y le dijo a otro.
    
    - ¡Llévalo y le metes la manguera en el culo hasta que no le quede mierda!
    
    El que se acercó me hizo quitar el pantalón y me llevó a un sitio, quizá un baño. Me resistí algo cuando quiso meterme algo parecido a una manguera después de enjabonar mi culo.
    
    - ¡Oye, tú tranquilo, que te han traído para singar y a nadie le gusta la peste a mierda! ... Me han dicho que te gusta y estás acostumbrado a que te den pinga, aquí vas a gozar como loco.
    
    Me dejé hacer, me hizo tres lavados hasta que el agua salió limpia, me secó y me untó una crema, metía sus dedos bien adentro tratando de poner bastante crema, por el olor supe que era lidocaína, ese anestésico que calmaba bastante. Cuando me erguí y quedé en medio del lugar, sentí como se acercó a mi espalda y en mis manos puso su pinga. Yo tenía las manos atadas atrás, cogí aquel paquete y lo acaricié para imaginarme ...
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