De casualidad
Fecha: 13/07/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... mamándole la verga a su macho, totalmente indiferente de lo que allí pasaba y Wilson, claro, había encontrado su entretención en la noche. El estaba feliz, disfrutando el trabajo que hacía la boca de mi mujer con su pene.
¡Patrón! Me dijo, parece, que la patrona tiene ganas. ¿Hace cuánto que no le hace mantenimiento? La verdad, no mucho, le contesté, pero usted sabe que ella se prende de inmediato cuando usted aparece en escena. Sí, me estoy dando cuenta, comentó. Ustedes dirán. Yo no tengo nada que hacer esta noche. Espérese a qué termine lo que está haciendo y le preguntamos qué quiere hacer.
Un rato después, haciéndose la desentendida de todo, ella se incorporó para seguir viendo los shows y pareció dar a entender que nada había pasado. Y era evidente que la calentura ya se estaba manifestando, porque al minuto ya se estaba besando con Wilson de manera descarada, en frente mío, como si yo no existiera. Seguir como si nada hubiera pasado. Y nuestro amigo, seguro que su conducta era tolerada, se aprovechaba para estimular su clítoris sin resistencia alguna en medio de aquella oscuridad.
Creo que ya está bueno, dijo ella en algún momento, tratando de mostrarse cuerda y sensata ante la calentura a la que la tenía sometida su corneador. ¿Está bueno, de qué? Pregunté. Pues que ya están repitiendo los mismos shows y ya llevamos un buen rato aquí. Podríamos irnos a otro lado. Perfecto, respondí. ¡Vamos pues! ¿Y a dónde quieres ir? No sé, respondió. Vamos a otro lugar, ...
... dijo, pero no concretó a qué lugar exactamente. Suele mostrarse indiferente en estas situaciones y no dar indicios de lo que realmente quiere.
Wilson, cómplice en estas situaciones, comentó: No le gustaría ir a bailar un rato y así nos calentamos un poquito, porque está haciendo frío. Me parece buena idea. ¿Dónde? Pues, vamos y busquemos, por acá debe haber varios sitios. Y, dado que estuvieron de acuerdo en ese plan, salimos del lugar y emprendimos la búsqueda, que no fue difícil, porque, casi que al frente de donde estábamos había una discoteca. Así que prácticamente salimos de un sitio e ingresamos a otro, sin mucha demora.
El corneador tenía sus ideas claras con respecto a lo que se venía, por supuesto, y ella, por lo que vería a continuación, parecía que también. Entramos al lugar, nos acomodamos en una mesa y dado que había buena música, la invité a bailar. Así que salimos los dos a probar la pista de baile y calentar el ambiente. El lugar estaba animado y estuvimos danzando, tal vez, unas tres o cuatro piezas, mientras Wilson, en la mesa, bebía algunos tragos de licor y esperaba su turno con paciencia.
Al llegar a la mesa, yo venía con la intención de darme una pausa. Ella, por el contrario, ya insinuaba que quería algo más de acción y le hizo señas a Wilson para que la acompañara a la pista de baile nuevamente. Y él, sin duda alguna, de inmediato respondió a la invitación levantándose de la mesa como un resorte, siguiéndola sin reparo alguno. Al pasar a mi lado, ...