1. De casualidad


    Fecha: 13/07/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... comentó, como que tiene mucha energía la patrona esta noche.
    
    Me quedé mirándolos y, como era de esperarse, muy pronto se les vio muy compenetrados, bailando con sus cuerpos muy juntos. Se diría que ya, desde ese mismo instante, copulaban, aunque con la ropa puesta. Era evidente que nuestro amigo hacía todo lo posible para estimular al máximo a su hembra, procurando que ella, por supuesto, estuviese motivada y lista para entregársele cuando llegare el momento. Y con ese propósito forzaba el contacto de su cadera con la de ella, de modo que tuviera presente la dureza de su virilidad en todo momento.
    
    Observé cómo él le hablaba al oído mientras bailaban y recordé cómo, aquella primera vez, el contacto estrecho de sus cuerpos fue lo que desencadenó que ella tomará la decisión de tener sexo con él, apenas habiéndose conocido. Wilson me confesaría después que, mostrándose ella muy dubitativa y desconfiada, él le había puesto una de sus manos sobre su pene erecto y le había dicho: “Mamita, mira cómo me tienes. Ya nos conocimos, así que conozcámonos bien y no perdamos la oportunidad”. Y, más que las palabras, fue la textura y dureza del miembro varonil lo que desató en ella toda su lujuria.
    
    Al cabo de un rato volvieron a la mesa. Ella, sin embargo, siguió de largo hacia el baño. El, por el contrario, se quedó conmigo en la mesa y me acompañó bebiendo un trago del vodka que había ordenado para pasar el rato. Patrón, me dijo, la patrona está muy activa y creo que está ...
    ... reclamando mantenimiento. ¿De verdad? Cuestioné. Sí, respondió él, usted y yo ya la conocemos y sabemos cómo se comporta. ¿Y es que ya concretaron algo? Pregunté. No, pero está claro lo que ella quiere, dijo. Y lo que ella quiere es que usted le dé su revolcada, comenté. Ciertamente, así es, respondió.
    
    Pero, seguí, ¿le ha manifestado algo? No, pero yo sé que va a ser así. Uno lo intuye. Y, tratándose de ella, no es difícil percibirlo. Bueno, contesté, esperemos a que vuelva y definimos qué vamos a hacer.
    
    Ella, de hecho, al poco rato apareció, maquillada y compuesta nuevamente, porque después del encontrón bailable con el macho de su predilección había quedado bastante desarreglada. Y ya, en sus cabales, se sentó a hacernos compañía y, mostrándose muy relajada y desinhibida, le dijo a Wilson que le sirviera un trago. Así que bebimos los tres. Y después de aquello, nuestro macho, experimentado en las lides de la seducción y muy embaucador, comentó: Les agradezco mucho el ratico, mañana tengo compromisos, así que los tengo que dejar.
    
    Ella, de inmediato reaccionó. ¿Cómo así? Indagó. ¿No te puedes quedar otro ratico? Bueno, dijo, pero no mucho. Peguémonos la última bailadita, entonces. De modo que mi mujer se levantó, lo cogió de la mano y casi que lo arrastró camino a la pista de baile. Los vi entrelazarse y empezar a dar los primeros pasos de baile, pero casi que, al instante, regresaron a la mesa. ¿Qué pasó? Pregunté. Ella, sin más vueltas, se apuró a decir, ¿podemos irnos a ...
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