1. La taxista


    Fecha: 15/07/2025, Categorías: Hetero Autor: Aizpurua, Fuente: CuentoRelatos

    ... con mocasines del mismo material y color; sus piernas tenían medias pantis, de color beige claro.
    
    Todo su uniforme, estaba ligeramente ajustado, lo que resaltaba de más sus curvas. La gorra poseía una visera negra y estaba ligeramente inclinada de lado; aquel curioso detalle, le daba un cierto toque fino. Su hermosa cabellera sobre salía debajo de la gorra y cubría sus hombros por encima del uniforme.
    
    Aunque era poco curvilínea, eso no le restaba sensualidad. Caminaba, con soltura, seguridad y contorneándose disimuladamente. Su mirada estaba cargada de serenidad y superioridad. Divisó al encargado, un hombre joven con un uniforme sucio y se dirigió hacia él. Este apenas la vio, tuvo un ligero sobresalto que trató de disimular. Ella se dio cuenta de aquello, pero lo ignoró con gracia:
    
    —Buenas noches. —dijo el empleado mientras movía su gorra.
    
    —Buenas noches. —respondió sonriendo fríamente, mientras respondía con el mismo gesto. Luego pasó su tarjeta, comprando unos veinte litros. Metió el surtidor en el tanque y se apoyó en el auto a esperar. Tranquilamente, relajó todo su cuerpo, arqueando su espalda y posó su mirada al frente. Esperaba a que se llenara, haciendo cuenta de que él no existía:
    
    —Hmmm… rondas nocturnas, ¿no?... Aguarda una larga noche. —dijo el encargado que estaba a unos metros detrás de ella.
    
    —Ni que lo digas… —respondió fríamente sin voltear.
    
    Aprovechó que ella estaba de espaldas, para disimuladamente mirarla. Comenzó a explorar todo su ...
    ... cuerpo, mirándola con deseo. Observó su trasero, enfundado en sus pantaloncillos de cuero negro ajustados; no era muy voluptuosa, pero su ropa era provocativa y tenía actitud.
    
    —Bueno… por lo menos a estas horas casi no hay tráfico, así que las calles están tranquilas.
    
    —Así es… Es más cómodo…
    
    El empleado comenzó a fantasear con agarrarle el culo, acariciarlo, nalguearlo, entre otras cosas. También quería tomar su cabello, sobarlo y olerlo. Ella se mantuvo mirando al frente, completamente absorta. Lo que no sabía nuestro «estimado empleado», es que ella estaba al tanto de lo que haciendo.
    
    Ella sospechaba que la estaban mirándola con deseo, pero no estaba segura. Así que muy disimuladamente, ladeó su cabeza a la derecha, para mirar por el rabillo del ojo. Fue lo suficientemente sutil, para no ser notada y pudo ratificar que se la estaban «comiéndosela con los ojos»...
    
    Lo sabía... Pensó, pero únicamente se limitó a reprimir la risa. Se esforzó por contenerlo, quedando con una fría y disimulada sonrisa.
    
    —Oye, si vas a hacer guardia ahora en la noche, deberías de andar con cuidado… —dijo el empleado repentinamente.
    
    Aquello despertó su atención, tanto que la sacó del pequeño «juego» en el que estaba participando:
    
    —Hmmm... ¿Por qué? —dijo girando la cabeza hacia él repentinamente.
    
    El empleado se estremeció, porque lo atraparon in fraganti, en un acto lascivo. Lo único que le quedó, fue bajar la mirada y hacer como si estuviese buscando algo. Ella reprimió de ...
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