1. Marisol y el Sureño


    Fecha: 18/07/2025, Categorías: Sexo Oral Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos

    ... sino que facilitó el cachondeo acercándose en el asiento...
    
    Poco después en un breve alto, le pasó el brazo por los hombros y se besaron en total correspondencia, entrelazando las lenguas, a partir de ese momento se cachondearon plenamente, comenzaron a devorarse impacientemente, acariciando todo lo que conseguían alcanzar ¡un chacoteo a toda madre! sin titubeos ni tonterías.
    
    Feliz, él pensaba: ¡este arroz ya se coció, me está dando las nalgas!!
    
    Inicialmente, aún antes de llegar, le metió la mano por la blusa, para manosear los senos, ella colaborando se la subió. Y poco después la otra mano se la metió por los chones, metiéndole los dedos por la concha. Marisol correspondió acariciando el palo, aún cubierto.
    
    Sin mucha demora, llegaron al lugar seleccionado. Era en una calle medio solitaria, fuera del tráfico. El silencio, al apagar el motor, era ensordecedor, estaba muy nerviosa, respirando muy agitadamente, nunca había experimentado nada ni remotamente parecido. Pero no se detuvo, estaba decidida a probar del fruto prohibido.
    
    Siguieron más besos y caricias plenamente pornográficas. ¡Los dos estaban muy calientes! Las manos corrían por piernas y pechos atrás de todos los agasajos posibles. En el faje, sin dejar de cachondearle las pompis se avorazó golosamente a los pechos, metiéndole mejor los dedos por la chucha, haciéndola venirse rápidamente de lo caliente que estaba.
    
    Con dificultad, por el espacio limitado, se sacó el animalote que tiene entre las ...
    ... piernas. Ya muy duro.
    
    Marisol se quedó muy sorprendida al ver el tamaño y grosor, a pesar de los toques anteriores, no se había terminado de imaginar claramente algo así, no lo había concientizado, pensó: ¡Ah jijos! ¡Está cañón! Pero no tuvo mucho tiempo para admirarlo, casi enseguida él le empujó levemente la cabeza. Aceptando, sin titubear, pensaba que ella también quería un guaguis, quería saborear esa cosota, sin demora, se bajó a pegarse a la llave. Primero con la lengua y los labios, probó la cabeza, repasó la corona y se la fue metiendo poco a poco, haciendo saliva, moviéndola, hasta que quedó acomodada en la boquita, desencajándole las encías. Ya colocada así, moviendo los labios, sacando más saliva y manejando la respiración, cuando ya tenía toda la cabeza y algo como una buena parte metida, le puso un mano en la nuca para empujarla, y empezó a mover las caderas haciendo que se le metiera hasta el fondo de la garganta. Y entró. Ella tocaba con los labios la barriga de su audaz amante. Sentía claramente la vergota en su garganta.
    
    ¡Que padre! ¡Que suave me la metió toda!
    
    Si cabrona… así… te tengo bien metida mi vergota…
    
    Ella aguantó sujetado los güevos con una manita. Hasta ese momento no sabía que, por naturaleza, era de garganta profunda, ahí lo supo. Frotando la cabeza al fondo, el Sureño se vino rápidamente. Viéndolo a los ojos todo el tiempo, Marisol se sorprendió cuando de repente, él dejó de moverse, hizo la cabeza para atrás y se enderezó. Sintió el ...
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