Marisol y el Sureño - Relatos Eróticos

Marisol y el Sureño

... fuerte aún, le decía que le iba a tronar el chiquito. Ella se reía, y le respondía que, de ninguna manera, jamás lo dejaría… Aunque en privado, pensaba que ojalá nunca estuviera en alguna posición en que no lo pudiera evitar. Sería demasiado doloroso tener adentro ese pitote.

En esa esa culeada fue manoseada, encuerada, chaqueteada y cogida. Todo a la carrera, todo muy intenso. Estar al descubierto había aumentado la tensión. Era otro nivel de situación que le habría sido imposible de imaginar.

Al bajar la tensión, comenzó a estar preocupada de estar en la calle, en esas condiciones tan expuestas, en pelo y cogiendo.

No sabían que sería la última vez que tendrían sexo. Marisol ya estaba perdiendo el calor inicial, la pasión estaba cediendo el lugar a la visión de su vida como era, como había sido. Como pensaba que la deseaba. Razonablemente sólida, firme, estable.

Al regresar a su casa, tuvo un relámpago de realidad, se dio plena cuenta del breñal en que se había metido, del que estaba a punto de no tener salida y tomó la decisión de terminar, la aplicó firmemente, de inmediato y sin dudar:

Apenas recientemente, ella, catorce años después, ha conseguido conscientemente pensar en lo sucedido, a comprender lo complejo que había sido el conjunto de situaciones, a entender que había habido muchos factores fuera de su alcance, control, comprensión y manejo. El evento había sido como el enfrentarse a un blitzkrieg poderoso, ...

... imparable implacable y sorpresiva.

Al entender la magnitud de aquellos momentos, de esa pasión repentina e imparable, descubrió que había sido capaz de tener la tremenda erupción del tremendo volcán que tenía escondido en su pecho y que la mujer en esa crisis había sido otra. Y le quedó claro que ella ahora ya podía ser otra. Ya lo entiende y comprende claramente. sin gazmoñerías, ni falsas vergüenzas o mojigaterías.

Y aceptó algo muy importante: Había estado enamorada, no había sido solamente pasión sexual, había sido amor verdadero, aun lo siente quince años después. Fue fuerte. Lo entiende y comprende con una triste y nostálgica sonrisa de paz.

Esa comprensión la está conduciendo a limpiar su mente, a ordenar sus ideas, a entender que no tiene porqué sentir vergüenza ni lástima eternas, que debe verse como la mujer fuerte y capaz que es y ha sido, la que ha podido resolver problemas imposibles por sí sola, que no debe de inhibirse ante nada ni ante nadie.

Le está costando mucho trabajo alcanzar al plateau deseado, pero lo está logrando, aunque aún le restan muchas cicatrices, ya está entera nuevamente. Sin duda está de pie. Se ha levantado y ha salido de su prisión.

Entendió que se cayó y se levantó. Sola.

Los dioses la abandonaron y lo superó, les demostró que era de calidad superior.

Ya tiene muy claro que es una chingona y que puede preguntar abiertamente y en voz muy alta:

¿Hay quien tire la primera piedra?