1. Seducido por mi subordinada


    Fecha: 19/07/2025, Categorías: Hetero Autor: El otro yo, Fuente: CuentoRelatos

    ... frecuencia pero no luego de cada fin de semana. Como consecuencia después de casi dos meses me preguntaba cada domingo a la noche si me deleitaría al día siguiente con una imagen suya arreglada para salir y, luego de un mes más, ser directamente yo quien le insinuara que quería ver cómo se había vestido. Nunca olvidaré que cuando se lo solicité sonrió casi imperceptiblemente satisfecha y preguntó con falso enojo
    
    - ¿De verdad quiere ver dónde fui el fin de semana o es que mi jefecito quiere ver cómo me visto fuera de la oficina?
    
    A pesar de intentar negar sus insinuaciones me fue imposible hacerlo con firmeza, lo que le demostró que mentía. La vergüenza de verme descubierto y la sensación que me produjo escucharla llamarme “jefecito” hicieron inviable cualquier tipo de defensa por mi parte. Lo positivo de la situación fue que solo tuve que pedírselo una vez, ya que desde entonces no se hizo rogar y me regalaba imágenes de su atuendo cada semana, aunque nunca dejaba pasar la oportunidad para bromear conmigo y decirme pervertido.
    
    El golpe de gracia llegó junto al aumento de temperaturas que suele acompañar a esta zona del mundo desde la mitad de la primavera. Para ese entonces sus avances eran diarios y su cuerpo era el único presente en mis cada vez más frecuentes fantasías masturbatorias. Aún así me negaba a ser quien diera el último paso. Además de evitar avanzar por los motivos antes expuestos una parte de mi quería creer que todo era producto de mi imaginación. A ...
    ... medida que se acercaba el verano Micaela empezó a utilizar prendas que cubrían menos su figura. Primero fueron camisas con las que insinuaba su escote, y bajo las cuales siempre podía ver su sujetador de encaje. Continuó por cambiar sus pantalones por polleras, luciendo sus hermosas piernas desnudas. Luego de descubrirme dos días seguidos mirándolas embobado comenzó a usar faldas y medias color piel o negras. Finalmente, junto con el arribo de los días más calurosos, empezó a llevar puestas sandalias abiertas permitiéndome apreciar sus delicados pies con las uñas prolijamente pintadas, cada día de un color distinto.
    
    El día en que finalmente caí rendido a sus encantos fue un jueves. Habíamos tenido que quedarnos horas extras por un problema que surgió después del almuerzo. Una vez descubierta la forma de arreglarlo dejé ir al resto del equipo y nos quedamos Micaela y yo a ultimar los detalles. Para cuando terminamos éramos casi los únicos en el edificio. Estaba sentado en mi silla, relajándome unos instantes antes de marcharme, con la camisa arremangada y la corbata aún puesta pero ya aflojada. Micaela se sentó sobre el escritorio, cómo normalmente hacía en estas situaciones, con las piernas cruzadas. Tenía las uñas pintadas de rojo, dentro de unas sandalias chatas beige claro, que se ataban por detrás de los tobillos y los cruzaba una tira gruesa un poco debajo del final de sus dedos. Balanceaba cansinamente sus pies. Yo los seguía hipnotizado. Luego de unos minutos se quitó ...
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