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Seducido por mi subordinada
Fecha: 19/07/2025, Categorías: Hetero Autor: El otro yo, Fuente: CuentoRelatos
... una de las sandalias y acarició desde su pie hasta la pantorrilla, casi masajeándose y emitió un gemido, mezcla de placer y cansancio. Repitió el proceso con su otro pie y después empezó a mover sus deditos. Yo no perdía detalle e inconscientemente comenzaba a excitarme. Tan concentrado estaba en mirar sus piernas que no me percaté que me iba a hablar y el sonido de su voz me sobresaltó y sacó violentamente de mis pensamientos. - Así que a mi jefecito le gustan mis pies – Otra vez intenté negarlo mientras Micaela sonreía divertida mirando a mi entrepierna. Quise balbucear una respuesta que mi adormilado cerebro no podía articular – No trates de negarlo – llevó un pie hasta mi pantalón, haciéndome gemir – sos un pervertido que se la pasa mirándole los pies a su asistente 10 años menor – solo pude asentir derrotado En ese instante agarró mi corbata y subió por esta hasta cerrarla. Luego volvió a colocar sus manos en el borde inferior y, como si subiese una persiana, fue ascendiendo con sus dos manos obligándome a mirarla. Tenía su boca pintada también de rojo. Guiándome con la corbata me acercó a centímetros de sus labios, haciendo que me levantara. Me dejé llevar como un cordero al matadero. Yo respiraba con dificultad y solo pensaba en besarla. Ella sonreía mirándome a los ojos. Bajó su vista un segundo a mi entrepierna y me acarició el pene con su pie zurdo. Gemí largamente. Enrolló la corbata en su mano derecha y tiró de esta acercándonos hasta que nuestros labios se ...
... fusionaron. Llevé mis manos a su cintura y la levanté, para después dejarme caer sobre la silla. Nos separamos sonrientes. Mi asistente empezó a frotar su entrepierna con la mía. Besé su cuello y bajé a su seno derecho. Empecé a chupar y morder sobre la ropa. Ella gemía sin soltar la corbata, apretándome contra su pecho. Iba a comenzar a desnudar su torso cuando me detuvo. “acá no” dijo entre jadeos “puede vernos alguien”. Antes de que pudiera atraparla se levantó sin dejar de mirarme ni soltar la corbata. Se calzó y me atrajo para volver a besarme, rodeándome con sus brazos. Mordió mi labio inferior. Todavía colgada de mi cuello me susurró mientras jugueteaba con mi oído “me hiciste esperarte un año, podés esperar unos minutos más”. Se dio media vuelta y agarrando mi mano con suavidad nos guio fuera de la oficina. Sin mediar palabra nos subimos a mi auto. Se descalzó y colocó sus pies en el parabrisas apenas cerró la puerta del acompañante. No llegué a encender el motor cuando ya la tenía de nuevo jugando con mi corbata. Me abrió un botón de la camisa y chupó mi cuello. Después se acomodó y me dijo “vamos”, volviendo a dejarme con ganas La miraba de reojo mientras manejaba. Ella también me miraba sonriendo. En un semáforo llevé una de mis manos a sus piernas. Rápidamente se acomodó para que besara su pie. En ese momento apretó sus dos tetas y dijo “mmmm jefecito, de haber sabido lo que le gustaban mis pies no habríamos perdido tanto tiempo”. Distraído por sus pies, sus ...