Nueva normalidad
Fecha: 23/07/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
... de ella hasta el estacionamiento donde Lucia al subir le puso la mano sobre el pene.
—¡Niña! —dijo sorprendido.
—Se que fuiste tú el otro día, me taparon los ojos para que no te viera, pero ese olor es inconfundible— Sus pequeñas manos sobaban el gran bulto que se formó en sus pantalones, luego de bajarle el cierre y buscar el pene de Alberto que seguía petrificado ante el arrojo de Lucia que inclinándose su boca quedó a centímetros de aquella verga pues el cinturón de seguridad le impidió alcanzar su objetivo. Fue Alberto el que presiono el botón para sacarlo y ella se abalanzó con su lengua por delante para lamer dulce te la cabeza de aquel miembro que respondía como si recibiera descargas eléctricas cada que ella lo besaba. El solo abría los ojos para ver qué nadie se acercará, pero los cerraba y apretaba cada que ella con sus labios apricionaba su verga. Mientras ella iba llenando su boca de aquel sabor que le era tan agradable. Ademas convencida de que era el objetivo principal ya que los dos mantenidos solo estiraban la mano para recibir dinero.
—no pares, no pares, no...
—mmmm
Lucia sentía como aquella verga se iba inflamado dentro de su boca y el modo en que Alberto se retorcía y sujetaba su cabeza eran señal de que acabaría de un momento a otro, así que dentro de su boca no paro de mover su lengua sobre la punta de su verga y pudo sentir como el sacaba el líquido tibio bombeando con fuerza mientras Lucia lo sorbia aguantando firme con la verga bien ...
... hundida en su boca, dejando que el semen resbalara por su garganta hasta que fueron bajando de intensidad los chorros, la fuerza, la dureza y el vigor de Alberto que sudaba como si hubiese corrido un maratón, agitado por la excitación de sentir aquella lengua seguir buscando restos en su miembro.
—No quiero que me regales nada, me lo quiero ganar.
—Lo que me pidas pequeña
—Lo primero y más importante, no quiero que tus hijos vuelvan a tocar a mamá—Alberto desconcertado la miro congelado si poder contestar nada—y lo segundo es que ella no se entere nunca de esto.
—Lo juro por Dios
—Regreso en taxi, tu ve a tu trabajo
—Ok—se sintió sorprendido y apenado recibiendo instrucciones de esa pequeña, aunque era mayor de edad seguía siendo la pequeña que hacía rabietas cuando su madre y el la llevaban por un helado o al cine.
Cuando llegó a casa los dos hermanos aplaudieron aliviados.
—¡Vamos mujer que quiero cabalgar tu culo
—ponte la mini del otro día.
Sin embargo como si fueran mosquitos zumbando, ella con un ademán los desprecio y se fue a su habitación.
—¡Maldita no me dejes así mira como la tengo!
—¡No olvides que te salvamos el pellejo mocosa! —entonces salió ella llena de calma y sonriendoles.
—Les levantaron el castigo, tienen sus iPhones, su Xbox, sus tarjetas. Yo ya no les debo nada.
—¡Vamos Lucia!, ¿Que hago con toda esta leche?
—¡Un pastel podría ser! Y se lo comen entre los dos, par de basuras.
Pasaron las horas, los días y las ...