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Nueva normalidad
Fecha: 23/07/2025, Categorías: Incesto Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
Cuando Diana decidió darle el sí al gerente de la tienda donde llevaba laborando más de una década. Lo primero fue darle la noticia a su hija Lucía. Diana fue mamá a los 15 años, así que ahora que su hija era mayor de edad, su trato era más de amigas o hermanas. A Lucia no le hacía gracia Alberto, siempre buscaba oportunidades para abrazarla, era alto ella podía sentir su verga erecta en su espalda. Además tenía a dos hijos bastante pesados, Betito y Salvador a quien llamaba chavita. Pesados e igual de mirones. Ella se daba cuenta de cómo ambos saboreaban ver a su madre moverse de la cocina a la sala ahora que vivían todos juntos Y al vivir todos juntos perdió su soledad tan preciada, debía ponerse pijama pues la primera semana al salir al baño en calzones se topó a Betito que con la boca abierta la siguió con la mirada sin decir una palabra. Al día siguiente mientras lavaba la ropa se acercó tomando unas prendas de la lavadora sonriendo. —Yo pensé que esas tangas eran tuyas, pero usas calzones de abuelita. —¿Oye que te pasa? —dijo enfadada y nerviosa. —Pero es lógico, ese culote de tu mamá reventaría tus calzones aunque Diana tiene ojos hipnóticos de color verdes, su mayor atractivo es su enorme culo, redondo y bien formado. A sus 33 estaba intacto, suavecito y lograba hacer babear a todos a su alrededor. Razón por la que consiguió su trabajo y ahora tenía un marido que religiosamente metía su cara entre sus nalgas para tener su sabor en la lengua. Aunque ...
... ahora debían ser más discretos pues no querían que sus hijos los escucharan. Lucia saco su mismo atributo, pero también unas chichis redonditas. Con pezones grandes que se marcan en su blusa sin ningún remedio. Aunque ella es bajita son tan parecidas que si no las conoces pasarían como hermanas. Alberto en cambio era canoso y con esos lentes de fondo de botella se veía mayor aún. Sus hijos con alopecia prematura decidieron hace unos años raparse. Blancos y pecosos, crecieron tras consolas de juego, teléfonos que su padre les regalaba para cubrir su ausencia y estudios que de poco y nada les sirvieron pues seguían soñando con inventar una App que los vuelva millonarios. Así fue que Chava el más bruto comenzó a grabar a Diana. Amaba que ella usará vestidos. Se acercaba a la cocina y sin pudor se agachaba para poner su teléfono debajo de sus piernas, Betito no aprobaba sus manías, pero igual disfrutaba de ver ese par de nalgas decorando su tanga. Y Lucia tenía que aguantar sus comentarios todos los días. —¡Mira como me pone tu mamá! —le dijo chava mientras se sobaba la verga sobre su pants. —Nos pone—dijo Betito jalando sus shorts para que se marcará bien su verga. —¡Qué asco! ¡Guacala! —ella prefería encerrarse en su habitación. Las redes sociales eran su escape en estos meses de encierro y más ahora que hasta sus clases eran virtuales. Aunque no lo decía, en su cabeza bailaban las vergas de esos dos que a diario tenía que soportar. Su novio vivía al otro lado de la ...