Te entregaste, gozaste y seguiste. Así te fue
Fecha: 24/07/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... alertó para que nuestras mujeres no hicieran lo mismo que ella con papá.
La relación entre ambos, sin duda amorosa, tenía sus expresiones simultáneamente serias y graciosas, ella proclamaba “Te tengo cagando porque te amo” y se sentaba en sus faldas para besarlo con pasión; y él, después de saborear sus labios respondía “Ahora si descubro que ando al trote pero no por amor, a tu vida le quedarán cinco minutos, que es el tiempo estimado hasta que el corazón se detiene cuando la persona deja de respirar”.
La enseñanza fue, “El matrimonio es un largo viaje, en cuyo recorrido, hay que acomodar periódicamente las cargas, pues si un costado adquiere peso abrumador a costa de la debilidad del otro, el camino se vuelve impracticable. Lógicamente cada pareja tiene sus tiempos pero lo que no se corrige en el momento oportuno se torna incorregible”.
Y así se dio el primer acomodamiento. Cuando acordamos los espacios en el guardarropas del dormitorio le dije que un tercio del espacio me era suficiente y así permanecimos un tiempo. Mientras mi vestuario se mantenía sin cambios el de ella empezó a crecer y expandirse a costa mía, hasta que viendo incontenible el avance me pareció conveniente acomodar las cargas; tomé toda su ropa ubicada en mi sector, la llevé a la parrilla y, luego de rociarla con querosene, le prendí fuego. Como era previsible el escándalo fue mayúsculo.
- “¡Qué hiciste inconsciente!”
- “Rechacé una invasión”.
- “Me lo podrías haber dicho”.
- “Es ...
... verdad, y lo mismo vos, si me hubieras pedido ese espacio te lo habría entregado agregándole un beso”.
- “Eso no lo voy a permitir en mi casa”.
- “Tenés toda la razón del mundo”.
Mientras ella entraba al baño yo fui a la habitación donde guardábamos cosas de poco uso, tomé las dos valijas en las que entraba todo mi vestuario y las llené. Cuando salió después de un buen rato, seguramente chateando, me encontró listo para partir.
- “Qué estás haciendo?”
- “Me voy, tratando de remediar mi error. Pensé que este era nuestro hogar cuando en realidad es tu casa, otro día coordino para sacar los libros”.
- “Tené cuidado, al volver podés encontrar el lugar ocupado”.
- “El lugar es tuyo y podés cederlo a quien quieras”.
Acostumbrada a hacer su voluntad, debe haber creído que lo mío era un simple arrebato machista, hasta que tres días después la llamó mi hermano para acordar el momento para retirar el resto de mis cosas. Ahí me llamo.
- “Hola”.
- “Hola Joaquín, por favor regresá a nuestro hogar, te amo”.
- “Encantado, porque seguro que a tu casa no voy”.
- “Por supuesto que no”.
- “Bien, dentro de doce días, si nadie ocupó mi lugar, estoy allá, porque también te amo”.
El día anunciado, al término del horario laboral llegué con mis valijas. Apenas crucé la puerta, la abracé, besé, bajé a comerle la conchita y, cuando su jugo fluía hacia mi boca, la hice ponerse en cuatro, con el vestido en la espalda, la bombacha corrida y se la mandé de un solo ...