1. La mamá de Joaquín, Cap 5


    Fecha: 25/07/2025, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... y solamente teníamos quince minutos.
    
    —No me animé. —me dijo.
    
    —¿Y ahora por qué viniste? —le acaricié el orto, y le bajé la hermosa tanguita blanca que tenía.
    
    —Necesitaba verte.
    
    —Necesitabas que te coja. Y bueno, acá tenés lo que querés.
    
    Saqué mi verga. Me acomodé. Cuando me avivé de que esta vez tampoco había agarrado preservativo, estuve a punto de correr al cuarto a buscar, pero la mina estaba tan caliente que no me dijo nada, así que me aproveché. Le di una nalgada. Me re ponía al palo esa mina. Y saber que fue a buscarme, habiendo podido cogerse al tipo que quisiera, me hacía sentir zarpado de bien.
    
    Me agarré de su cintura y se la mandé.
    
    —¿Te gusta mi pija?
    
    —Sí Pitu.
    
    —Decilo.
    
    —Me gusta tu pija, me encanta tu pija, pendejo morboso.
    
    Se la metí con más fuerza. Su conchita estaba toda mojada, y su fluido se chorreaba sobre mi verga. Dio vuelta su cara, y le comí la boca mientras se la mandaba.
    
    Andrea empezó a gemir cada vez más fuerte. No sé si los vecinos la habrán escuchado, pero en ese momento a ni uno de los dos nos importó.
    
    —Esto es una locura. —decía, de repente.
    
    Pero ya estábamos metidos hasta las narices en esa locura.
    
    En un momento paré de cogérmela y me arrodille para chuparle el culo. No quería que se vaya sin sentir esas nalgas y ese agujerito delicioso en mi lengua. Lo saboreé como si estuviese muerto de hambre. Le mordí un cachete de la cola. Ella pegó un gritito. Me paré y se la mandé de nuevo.
    
    —Sí, dame tu ...
    ... pija por favor.
    
    Escuchar esas palabras salir de su boquita fue demasiado hermoso.
    
    La penetré de nuevo, y ella empezó a gemir y a retorcerse en mis manos. La voz de trolita que largaba me encantaba. Le metí dos dedos en la boca, como ella había hecho conmigo la primera vez que estuvimos, y Andrea los chupó todos, dejándome su rica saliva en mi piel. Después me chupé los mismos dedos y me tragué toda su saliva.
    
    Mientras me la cogía, le manoseaba el orto. La pollerita bailaba al ritmo de mis manos. Andrea me miraba. De sus ojitos salían algunas lágrimas. A veces, el placer también es sufrimiento, pensé.
    
    Ella gritó, y tiró su culo para atrás. Largó un gemido bien largo. Había acabado, y mi verga sentía la bocha de fluido que había largado.
    
    Saqué mi verga y me empecé a masturbar. Yo tampoco aguantaba más.
    
    —No me maches la pollera por favor.
    
    Se la levanté con una mano, mientras que con la otra me seguía pajeando. Sentí que lo que se venía era mucho semen. A veces me pasaba, cuando no me pajeaba tanto como otras veces, o cuando pasaba varias semanas sin coger.
    
    Sentí que un fuego caliente pero rico me quemaba la pija. Primero salió un chorro que dio en sus nalgas. Después otro que largué en su pierna. Y otro más es un precioso culo.
    
    Andrea quedó re agitada, apoyada sobre la pileta de cemento. Mantenía su pollería levantada, mientras yo iba adentro a buscar papel para limpiarla.
    
    Cuando volví, la leche se resbalaba por su piel.
    
    —Qué buena que estás. —le ...