El nuevo curso (VI)
Fecha: 30/07/2025,
Categorías:
Gays
Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... bajaba a su coche, un flamante modelo deportivo, intentó sacarse de su cabeza la última vez que le había visto. Su escaso buen humor se disipó en cuanto vio el maldito coche. Otra de las brillantes ideas de Alberto: renovar su viejísimo vehículo. Tenía que admitir que su antiguo utilitario se caía a pedazos, pero no necesitaba un coche tan caro ni de un vistosísimo azul claro que parecía llamar la atención a gritos. Ni acababa de sentirse cómodo con su interior de nave espacial y tantísimos botones. Mientras se incorporaba al lento tráfico matutino se volvió a permitir el lujo de pensar en Raúl. En cómo había conocido al chico.
La primera noción que tuvo de él había sido por teléfono. Le habían admitido en trabajo social, en la misma universidad donde él impartía clases, pero como él mismo había reconocido por teléfono, la estadística y las matemáticas no eran su fuerte. Su voz sonaba dulce y tímida incluso por teléfono. Predisponía a sentimientos favorables, protectores incluso. Si le resultó extraño que fuera él mismo quien llamase para pedir clases con él, no lo demostró. De hecho, le había gustado esa resolución. Tampoco le había discutido los precios, cosa extraña pues la mayoría de personas intentaban regatear. Al instante se imaginó a un niño rico y consentido y se preparó para ello. Sin embargo, nada pudo prepararle para lo que realmente se presentó en el pequeño local de alquiler que usaba para dar las clases.
Lo primero que saltó a su campo visual fueron dos ...
... grandes vasos de café de los reutilizables de color negro, llenos hasta arriba de café tan frío que podía ver la condensación a pesar del diseño del vaso. Lo siguiente fue una espesa mata de pelo a lo Beatle dorado oscuro, casi castaño. Y lo tercero fueron unos ojos de un intenso color marrón ambarino. La piel clara estaba cubierta de cientos de pecas y sus mejillas encendidas, coloreadas por el calor exterior. Sonreía tímidamente empleando los vasos como barrera ante él y Mauro, que le miraba sin comprender. Vale que él era alto, de un metro ochenta y siete, pero el chaval que tenía delante de él no alcanzaría el metro setenta ni aun de puntillas. Sin duda se había confundido.
–Perdona, creo que te has confundido. Las clases de arte son en el local de al lado.
La cara de cómica sorpresa del chico le arrancó una breve sonrisa y las ganas de echarse a reír. Sin duda el pobre había confundido los números o algo.
–Pero… yo vengo a clases de estadística y matemáticas. ¿No es usted Mauro?
Ahora le tocó sorprenderse a él. Era la misma voz del teléfono, pero debía haber un error. Aquel muchacho no podía tener veinte ni de broma, como mucho diecinueve y eso siendo generosos. Debía decir algo, pero no sabía cómo sacar a relucir el tema de forma educada, por lo que decidió permanecer en silencio. Al ver que no hablaba el joven había cambiado el peso de un pie a otro con cierta incomodidad, ofreciéndole después uno de los vasos con pajita.
–Le he traído café. Hablamos por ...