1. Por una foto


    Fecha: 31/07/2025, Categorías: No Consentido Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... acaparado por la obesa figura del ejecutivo del banco.
    
    Me sentía atrapada por las circunstancias y por la confusa ambivalencia en mis sentimientos respecto al viejo. Por un lado, lo despreciaba y hacía sufrir, usando minis muy cortas y poleras con atrevidos escotes en cada visita. Tenía un escritorio de vidrio por lo que podía ver mis piernas con perfecta nitidez.
    
    Por el otro, su deseo era tan evidente, tan fulminante que mi cuerpo reaccionaba por si mismo, sin obedecer las instrucciones de una razón cada vez más aturdida por la ya aplastante necesidad satisfacer a todo evento el incontestable y caprichoso cosquilleo de mi clítoris, en ese instante, el único dueño de lo que quedaba de mi voluntad.
    
    Don Jorge: no sea mala conmigo… mire que yo la puedo ayudar como el mes pasado… lo recuerda??? Siiii, lo recuerda… y siempre, sin nunca pedirle nada, siempre la ayudo cuando me lo solicita. Déjeme de mentiroso, señora Valeska.
    
    Yo: y qué quieres de mi sí no es dinero, viejo pervertido???
    
    Don Jorge: que siga en lo que estaba, pero en la arena sobre unas toallas gigantes que tengo para que pueda verla. A cambio, la espero el lunes para que veamos cómo condonar al menos parte de su, ambos sabemos, considerable deuda… qué le parece... -al notar que trataba de mirar más allá de su persona, él mismo giró la cabeza y con tono meloso, afirmó,- son dos tipos que a la distancia parecen pareja. no hay nada de qué preocuparse, están muy lejos para alcanzar a ver... ya pues, ...
    ... señora... qué me dice...
    
    Yo: sin tocarme, escuchó… y atento de todas maneras, mire que alguien, en cualquier momento puede llegar… estamos?
    
    Don Jorge: es usted una perla de señora… estamos… voy por las toallas, pero antes bájese por favor.
    
    II
    
    Tuve que seguirlo desnuda en una playa desierta, es cierto, pero pública de todos modos, hasta su carro estacionado detrás de mí a unos 10 metros. El contacto con su mano gatilló una fugaz pero intensa punzada en mi ya húmedo coño. El apretón era firme, pero no asfixiante, seguro, varonil. Su mano era grande y tibia.
    
    Al soltarme para sacar las toallas, volví a sentir la misma repugnancia de antes mezclada con cierta dosis de vergüenza por excitarme con un tipo así y con algo tan ingenuo como tomarse de las manos. Me debatía en mi mente con eso cuando nuevamente tomó mi mano e inmediatamente comenzamos a caminar. Nos adentramos unos 5 metros en la arena, estiramos las toallas, apoyé mi espalda mirando al cielo, separé las piernas, cerré los ojos y recomencé con la masturbación.
    
    Don Jorge: -segundos después de comenzar a tocarme- Te ofrezco una mano, querida?
    
    Yo: no gracias… ya te lo advertí…
    
    Don Jorge: yo solo decía no más… pero por si acaso, si de verdad la necesita, solo me la pide…
    
    En cuanto me toqué, pude ver que la calentura solo había aumentado. Con los ojos cerrados pude olvidarme, por unos momentos, del viejo. Un último fugaz pensamiento coherente pasó por mi cabeza. Estaba así de caliente porque llevaba ya ...
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