1. Por una foto


    Fecha: 31/07/2025, Categorías: No Consentido Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... dos meses de abstinencia. Mi período de tiempo sin sexo más prolongado desde que lo conocí cuando aún no dejaba del todo la adolescencia. El coño me latía con fuerza. Quería el orgasmo, pero éste no llegaba.
    
    Muy por el contrario, por cada minuto que pasaba mi cuerpo solo acumulaba cada vez más excitación y deseo. El viejo no apartaba los ojos de mí. Noté una, dos veces que alargó una insegura mano como para tocar mi pierna, retirándola en el último instante. El deseo que el tipo expresaba por mí, me gustó aún más por lo que cuando apoyó débilmente su mano sobre mi rodilla solo para retirarla casi al tiro, emití un sonoro gemido en medio, que no volví a emitir.
    
    Luego de posar dos veces más la mano y retirarla de inmediato y en ambas volvió a escucharse el mismo sonoro gemido, en la siguiente la dejó ahí, inmóvil, solo sentía en mi rodilla la presión de sus dedos y un calor que me volvió loca. No pude acallar los gemidos. El hombre lo notó, pues comenzó con caricias suaves en el muslo, justo donde termina la rodilla. Un suspiro clandestino de mi boca le dio el valor para comenzar el asalto final a mi coño, pero no se lo soltaría a ese viejo asqueroso, a menos que...
    
    Don Jorge: tiene una piel muy bella y suave, señora Valeska, al menos en su rodilla y muslo… Es usted una excitante mujer… se lo habían dicho??? Por supuesto que debe escuchar eso y más, todos los días… me deja tocarla un poco más, señora Valeska???
    
    Yo: -con la voz ronca- y que ganaría yo si lo ...
    ... dejo...
    
    Don Jorge: mmmmm... podríamos ver ese préstamo rechazado... y hacer que ya no lo esté... qué le parece???
    
    Yo: -con la voz ronca- solo un poco, escuchó?
    
    Don Jorge: veo que le molesta aún el sol… déjeme cubrirle los ojos con esto para que no tenga que ver a este viejo feo.
    
    Yo: está bien… me parece una buena idea... el no verle la cara, digo…
    
    En silencio recibió mis palabras cargadas, a pesar de la calentura, de un rencor fulminante en contra de ese viejo pelado y panzón que era mi ejecutivo de cuentas del banco. Un tipo desaseado y mal vestido que hasta ese momento, y sobre todo en ese momento, solo me producía asco.
    
    Una vez a oscuras me di cuenta que durante todo ese tiempo mis piernas se mantuvieron separadas. Una cálida, grande, poderosa, suave y conocida mano en el interior del muslo interrumpió el hilo de mis pensamientos, generando en mi cuerpo un espontáneo temblor.
    
    Poco fue lo que se demoró la otra mano en aparecer en escena. Empero ésta se hizo notar, pues de sopetón cubrió por completo mi seno derecho, apretándolo con la fuerza precisa como para causarme un exquisito placer que terminó por derribar mi, hacía rato ya, carcomida voluntad.
    
    El otrora asco que sentía por aquel hombre poco a poco fue aplastado por el creciente deseo. Exacerbado desde el momento en que mis ojos fueron cegados con una de esas vendas para dormir en el avión, tan negra que efectivamente no veía nada.
    
    El viejo cada vez que me tocaba el interior del muslo, pasaba rozando ...
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