Fantasía de tres tríos (tercer trío)
Fecha: 31/07/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Vaquita, Fuente: CuentoRelatos
... “Querías leche, tómala, mi amor” me dijo mi esposo y yo abrí la boca. Bastaron unas cuantas caricias en el pubis y en los huevos para que me diera una descarga de su riquísimo néctar. “Ahora te va una venida más. ¿por dónde la quieres?” Le abrí las piernas y le di un beso en la boca como respuesta. Miguel paladeó en mi lengua y dientes su lefa cuando recorrió el interior de mi boca con su lengua. En poco tiempo sentí el baño de tibieza en mi interior. Sí, es muy lechudo… pero ahora ha aumentado la producción, hay el doble de estímulo y yo recojo la mayor parte.
–¿Ya sabes a quién vas a seducir? –me preguntó cuando ya había reposado un poco.
–Sólo hay dos o tres en mi mente. La verdad, la reduje a dos que alguna vez me lanzaron alguna indirecta. Pero sólo he de escoger a uno para evitar que me lleguen a ver como a una casquivana –le dije mirando hacia el techo, como viendo a los “candidatos”, aunque en mi mente sólo existía Mario para ese propósito.
–Elige al más discreto. Te lo coges y ya que esté enganchado, te lo traes a casa para que te demos amor entre los dos –me dijo, volviendo a su fantasía favorita–. ¡Quiero ver cómo te coge alguien que te guste! y darte mi verga mientras él te revuelca.
–El lunes empiezo el asecho con el primero que se me atraviese, ambos son compañeros de trabajo –le dije.
–Tú puedes ser puta, mi amor, tienes con qué –contestó juntando los pezones de mis tetas y se puso a chuparlos, dándole movimiento trepidante a mis masas con ...
... sus manos.
–Principalmente a esto que te gusta tanto se han referido cuando me echan sus piropos –le aclaré acariciándolo del pelo para presionarlo más hacia mi pecho.
Llegó el lunes y a la hora del descanso, aprovechando que todos habían bajado a las máquinas de bocadillos, yo le acariciaba el pene a Mario sobre el pantalón. En ese momento decidí hablarle por teléfono a mi marido para avisarle que tenía una invitación para comer algo, además de platicar mientras tomamos un café o una copa al salir de la oficina, “por lo tanto, no haré de comer”, concluí. “Bueno, me invitaré a comer con Rosalía”, contestó antes de las despedidas mutuas. Todo eso ocurrió, frente a Mario, a quien yo había invitado a comer.
–¿Se enojó? –me preguntó Mario con curiosidad.
–No sé. Me dijo que iría a comer con su hermana. Espero que sea cierto… –le dije mostrando yo una mueca de supuesta desconfianza.
Fuimos a un restaurante de comida rápida y el café nos lo llevamos para platicar en una banca del jardín cercano. Nos absteníamos de mimos para no exponernos a que nos viera algún conocido de Mario.
–¿Qué es lo que me quieres decir? ¿Quieres que ya no nos veamos para hacer el amor? – preguntó algo temeroso, pero confundido por los mimos y manoseos que nos hicimos en la oficina, además del beso que le di antes de que regresaran los compañeros.
–No, es al contrario. Quiero saber si podemos pasar juntos más tiempo, incluso pasar una noche los dos y no sólo vernos de vez en cuando –le ...