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lengua amarga
Fecha: 07/11/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: wastedLalo, Fuente: SexoSinTabues
... saber? —Para qué lo quieres saber? —No lo sé, lo desconozco. La señora le ha dicho a Anabel que mañana llega su hija y que tú me pongas al corriente sobre sus gustos. —Vas a ser su esclavo? —No lo sé. Hace tres meses que estoy aquí y sólo he recibido descargas en mis genitales y cada día me han llevado ante la señora para que probara mi resistencia a eyacular. Ni una palabra. Ni siquiera me han pegado. No sé nada. Hoy es la primera vez que he oído a la señora hablar de mí para otra cosa diferente que darle instrucciones a Anabela de que continuara con las descargas. —Yo soy la esclava de la señorita perla No voy a contarte nada. Seguro que quieres ocupar mi puesto… y yo no quiero dejar de ser su esclava. —Eres su perra? —No, sólo su esclava… doncella, mucama, criada… pero su perra no. No he sido adiestrada como perra… —Yo sí. Mi antigua señora, con la que estuve diez años, me instruyó como perro desde pequeñito. Sabes que no puedo ponerme derecho? —¡Qué dices…! Pero si tienes piernas… cómo no vas a poder ponerte de pie… —Me han hecho lavar los platos esta tarde. He tenido que acercar una silla de la cocina y subirme de rodillas en ella para poder fregarlos. Tengo las piernas atrofiadas. En los tres meses que llevo he seguido haciendo de perro pero se han dedicado en exclusiva a que aprenda a controlar mis eyaculaciones. Hoy, después de que la señora me acariciara el pene con su mano he logrado soltar una sola gota y parece que mi adiestramiento en este sentido ha terminado. ...
... Tengo la impresión de que me va a regalar a la señorita perla . No sé, supongo que como perro, por lo que no deberías temer nada de mí… no creo que vaya a usurpar tu sitio. Me vas a contar algo que yo deba saber? Dirty se sintió más segura después de escuchar al esclavo… y habló. Habló durante dos horas, contándole características especiales de su joven ama. Nada que no pudiera escuchar de otra joven ama de la misma índole: caprichosa, voluble, fácilmente irritable y como la mayoría de jóvenes de su edad el látigo de montar se había convertido en una extensión de su mano derecha. No permitía que ningún esclavo la mirase a la cara, no se le podía hablar sin que previamente ella se hubiera dirigido al esclavo en cuestión y sumamente exigente en relación al cumplimiento de sus órdenes. Cuando daba una orden quería que se cumpliera al instante. —Por lo demás, como todas. Yo soy la única que puede vulnerar esas normas sin que le pase nada. Soy su esclava desde hace tantos años que creo que me tiene afecto. No obstante hay días en que ni yo puedo saltarme las normas… depende de su humor. Al día siguiente Ashley se me lleva al patio de detrás de la casa. Me hace desnudar y me quedo de rodillas en el suelo. Se trata de un espacio protegido por dos paredes formando angulo de 90 grados. En el suelo de cemento hay un sumidero. Cuando menos me lo espero recibo una descarga de agua helada a presión que me tira al suelo. El agua está más que helada. Parecen cuchillos que se clavan en mi ...