Aventuras y desventuras húmedas. Tercera Etapa (6)
Fecha: 09/08/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... visibilidad, metió su mano dentro del calzoncillo. Maniobró colocando de forma más adecuada su sable queriendo que una cosa más concreta sucediera.
La mano volvió a su lugar, la cual la mujer la recibió de mil amores, sin embargo algo le gustó mucho más. Lo que la encantó fue sentir como el pene de Sergio, bien colocado, ahora se acoplaba a la ranura entra ambas nalgas. Esta vez no pudo contenerse, Mari gimió lo más bajito que pudo, sin embargo con todo aquel silencio aquello se sintió como un grito.
La fiesta había comenzado, sentir atravesar su culo aquella tremenda escopeta no la podía hacer cambiar de opinión, se decidiría a disfrutar. Rápidamente movió su mano en busca de la de su hijo, la cogió en su cintura y se la llevó a su vientre enlazando los dedos y apretándola.
Ambos se pegaron más, sintiendo no solo el miembro viril de su hijo, sino la totalidad de su cuerpo. El aire que respiraba el joven le golpeaba en su pelo y un escalofrío incontrolable la recorría cada poro de su piel. Estaba poseída, la barrera había sido quebrada, el muro que sostenía la cordura había sido derribado de un golpe del poderoso miembro de Sergio, y ahora, Mari quería avanzar. La mujer estaba atorada, no recordaba haber estado tan “…cachonda…” en su vida.
El camisón se le había levantado, bien lo sabían ambos, ya que la prenda íntima de Sergio, donde guardaba su aparato, tocó la piel de la mujer. El joven seguía en esa posición esperando saber cuál era el siguiente ...
... movimiento. Se debatían varias cosas en su mente y lo que acabó venciendo fue mover su cadera dando pequeños golpes en el trasero de Mari, sin embargo no le dio tiempo a ponerlo en marcha.
La ropa interior de la mujer estaba al aire y una pequeñísima parte de su vientre también. Mari volvió a apretar con fuerza los dedos sobre la mano de Sergio, el cual no reaccionó, no hacía falta, ella llevaría el mando.
Introdujo con calma la mano por dentro de su camisón, el roce de la piel de su vientre con los suaves dedos de su hijo le hizo que se le pusiera la piel de gallina. Con aquel leve movimiento el camisón subió un poco más, llegando a vérsele el ombligo si estuvieran rodeados de una claridad normal.
Sergio intuía que aquella mano traviesa le llevaría por un viaje magnífico hacia los perfectos pechos de su madre. Sin embargo, muy cerca de ellos, cuando creía que los podía tocar si estiraba las falanges, Mari se detuvo.
Sus planes no eran los que su hijo imaginaba. La mujer solo quería elevar su camisón para que no la molestase, se lo hubiera quitado, pero cuantos menos movimientos mejor. Su objetivo se encontraba más abajo de lo que el muchacho se creía y hacia allí comenzó a mover ambas manos.
Al notar su brazo descender hacia lo inevitable no se lo podía creer, el joven estaba perdiendo el sentido de la realidad, apenas veía, solo podía notar el supremo calor que ambos emanaban.
Mari llegó a su destino, deteniéndose justo en la goma que guardaba su preciado tesoro ...