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Bienvenido hombre
Fecha: 12/08/2025, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Pasaron diez días desde que me decidí a decirle que sí y estoy tan bien por haber dado ese paso que yo misma me negaba, que se los quiero contar, pues a esta altura de mis años, eso de “resguardar determinadas intimidades” me parece una tontería enorme y contarla como “confidencias” solamente para alguna de mis amigas sería contraproducente. Yo las conozco, además son mujeres y, sin dudas, lo que estoy viviendo incentivaría su morbo. No se rían, la mujeres tenemos esa “particularidad”, las “procesiones”, por no llamarlos “ratones”, caminan por dentro y mis amigas no son la excepción. Asimismo, sé que la fidelidad no es precisamente el fuerte de mis “liberadas” amistades, esto sin dejar de lado que, a ninguna le asiste una muy buena “atención” y desde allí hasta el intento para corroborar por “motu proprio” lo que una les contaría existe un muy pequeño tramo y arriesgar en este aspecto no me parece conveniente, máxime cuando el que pueda ser “tentado” es un hombre, maravilloso y sensacional pero al fin de cuentas, hombre. Lo conozco desde hace una treintena de años y siempre existió una “corriente de simpatía” que bregué o quise que quedara solamente en eso. Por el lado de mi persona las metas estaban fijadas en lograr algunas prefijadas “seguridades”, por otra parte, aunque sé que ahora es distinto, en esos tiempos no daba para un “revoleo femenino” demasiado visible porque te “apuntaban” feo y en él parecía como que la ambigüedad mandaba y a todas les caía bien. Lo ...
... elegí como “mi amigo” y, aunque pude saber que él nunca lo entendió de esa manera porque tiene desde siempre otra visión sobre esta “famosa amistad”, no le quedó más remedio que aceptarla. Por todo lo que antes expliqué y quizás también por una cierta inseguridad que transita conmigo y que se hace difícil dejarla de lado, lo que voy a contar tendrá la pequeña ventaja de lo anónimo. Los dos hicimos nuestras vidas por separado, nos casamos, tuvimos hijos y luego de un tiempo extenso nos volvimos a encontrar. Yo viuda, él separado y sus intentos volvieron a hacerse presentes, mis, a esta altura, “boludeces” también; “es mejor que sigamos amigos”, “si tenemos algo vamos a perder la amistad”, “estoy bien sola”, “no necesito a alguien al lado”, “ me puedo arreglar muy bien con un buen libro” con todo lo cual le negaba cualquier posibilidad, además, ya no vale la pena disfrazarlo, me negaba a mí misma los intentos conjuntamente con el goce, el placer y la dicha que hoy experimento. Desde siempre me mantuve bien físicamente pero hay cosas con las cuales ya no puedo pelear, el espejo era una de esas cosas y eso nunca le hace bien a una mujer, además, aunque no lo reconocería para los de afuera, transponer la puerta de mi casa y saber de antemano que nadie a quien tuviera ganas de ver me recibiría ni preguntaría por lo acontecido en mi día, no me ayudaba. El sexo por el sexo en sí había pasado hacía tiempo y sabía que había ayudado solamente para llenar espacios que siempre ...