Deseos y reproches
Fecha: 12/08/2025,
Categorías:
Intercambios
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... mostraba también un sugerente escote acentuado por el bra de efecto push-up que no le pasó desapercibido a Carlos, quien, pese a sus prejuicios, también quedó prendado del atractivo de la mujer. Mostró una seductora sonrisa exhibiendo una dentadura de anuncio de dentífrico que lo cautivó de inmediato.
La percha de él era más común. Vestía unos pantalones chinos verdes, una camisa blanca, y por encima, una cazadora vaquera que le daba un aire juvenil, aunque era evidente que era unos diez años mayor. La mujer rubia, en cambio rondaría poco más de treinta, igual que ellos.
El desconocido se presentó y Ángela repasó con su mirada cada resquicio de la anatomía del candidato con el que supuestamente iba a retozar. Sin pretender que fuese algo evidente, intentó vislumbrar cualquier detalle que le sedujera. Era moreno, de ojos marrones, nariz pronunciada y rostro enjuto. Unas incipientes canas destacaban en las sienes, dándole un aire interesante a su madurez.
—Hola, soy Jorge, ésta es Tamara, mi mujer. ¿Podemos sentarnos? —preguntó el desconocido de forma cortés. Carlos, en cambio, saludó tímidamente con una fingida sonrisa, y ante el caluroso gesto de Ángela, no tuvo más remedio que invitarles a sentarse.
—Sí, —dijeron los dos al mismo tiempo, luego se miraron y sonrieron. La sonrisa de Ángela era de interés, pero la de Carlos era de vacilación, por ello, Ángela le cogió la mano animándole en un gesto de convicción.
—Nosotros hemos venido ya un par de veces, ...
... —apuntó Jorge.
—Entonces sabréis como va esto, —señaló Ángela.
—Claro, —manifestó con contundencia. —Éste es el punto de encuentro, digamos, como una toma de contacto, y si todo está en orden y ambas partes estamos de acuerdo, podemos subir a la parte superior para tener más intimidad…
—Aunque lo de la intimidad lo decide cada cual, —añadió Tamara.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Ángela.
—Puedes estar en la habitación y dejar la puerta abierta con la clara intención de que te observen o también de que se incorporen otras personas…
—Entiendo, —titubeó Carlos. Si ya albergaba dudas por tener que ver a su esposa mientras otro tío se la follaba, el hecho de tener que compartirla con más de uno, todavía se le hacía más difícil de digerir.
La pareja de extraños miró expectante a los dos primerizos. Ángela observó a su marido con un gesto levantando las cejas a la espera de una respuesta afirmativa, y éste, sintiéndose un poco presionado por los tres, no tuvo más remedio que transigir a la petición de su esposa.
Tamara detectó su reticencia y se sentó a su lado para intentar romper el hielo. A su vez, Carlos pensó que era una profesional, dada su determinación, pero agradeció no tener que ser él quien tuviese que empezar algo que todavía no sabía como gestionar.
La mujer rubia se apoyó sobre él y éste pudo notar la presión de sus pechos contra su cuerpo, así como los labios paseándose por su cuello y deteniéndose en el lóbulo de la oreja. Todo ello, junto al ...