1. Derechos de madre (1)


    Fecha: 13/08/2025, Categorías: Incesto Autor: marian09, Fuente: CuentoRelatos

    La historia que escribo aquí es producto de dos entrevistas que tuve con la mama de un joven, que acudió a mi consultorio porque decía que la culpa no la dejaba vivir. Al terminar, tuve que recomendar otro psicólogo, más experimentado que yo en temas de incesto. Con el paso del tiempo y pacientes, olvide la historia hasta que, regreso a mí en una mudanza que hizo aparecer estas notas. Transcribo aquí, las palabras de “una madre con derechos” como ella misma gustaba de llamar a la peculiar relación que tenía con su hijo.
    
    Para comodidad del lector organice la entrevista en un relato del cual quite mis preguntas. Para mantener el anonimato, llamo con las iniciales de la relación parental a uno y otro. Ella será M y el H. Advierto al lector que por momentos, la primera y la tercera persona se confunden como si contara cosas que pasaron y que siguen pasando…
    
    Primero doctor quiero que me asegure que lo que diga acá usted no se lo va a contar a nadie…
    
    Me da mucha vergüenza decir esto y me parece espantoso pero estoy casada con mi hijo. Si, legalmente. Viajamos apenas cumplió sus 21 años a un país de Europa del Este y allí, en un lugar apartado, nos casamos.
    
    Como empezó todo?? Esa es la pregunta más difícil y me la hago desde la primera vez que estuvimos juntos. Como empezó, como llegue hasta acá, como me deje estar tanto.
    
    Lo primero que me acuerdo… quería que alguien me sacara de casa y por eso me case con el papa de H. Era joven y todavía era virgen pero sabía que ...
    ... mientras me abriera de piernas mi marido no iba a quejarse mucho. Él era un médico muy respetado de la zona, un señor, y aunque me parecía horrible, que me eligiera tenía algo de Cenicienta.
    
    Al poco nació H. Él era chiquito, yo me quedaba en casa, cuidándolo, jugando con él, mirándolo crecer. Algunos fines de semana mi marido nos sacaba al centro a tomar un helado o pasear por la feria de la plaza.
    
    La vida era una rutina porque uno se acostumbra a todo. Él bebe crecía y con el mis obligaciones y preocupaciones mientras que su padre, se ocupaba de poner la comida en el plato como repetía una y otra vez cuando algo le molestaba.
    
    El tema del sexo no parecía interesarle. Todas mis amigas casadas contaban historias de terror sobre la noche de bodas y la convivencia con hombres más grandes que ellas. Decían que eran degenerados, que bajaban a chuparte entre las piernas o a sentirte el olor de la cola. Mi marido apenas si cogió conmigo dos o tres veces, y de la manera más normal, y luego se olvido o dejó de importarle.
    
    Nos hicimos más grandes, H se volvió rebelde y peleaba mucho con mi esposo. Me veía arrastrada a esas peleas y todo terminaba en la acusación de ponerme siempre de su lado, que éramos tal para cual y las amenazas lanzadas al cielo de que por tenerlo bajo mis polleras el chico iba a salir puto, afeminado, maricon.
    
    Luego vino la pandemia del coronavirus y ahí la vida, se nos dio vuelta.
    
    De pronto, de un día para el otro, estaba sola, encerrada con mi ...
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