1. Vidrieras de la catedral


    Fecha: 17/08/2025, Categorías: Confesiones Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos

    ... pimiento!
    
    Mantenía en la mano un pedazo de pan con pimientos maniobrando para que entraran en mi boca. Haciéndome el machote le dije.
    
    -Ahí va, no será para tanto, te cambio por los mío que tenemos, los labios como para un morreo de pasión.
    
    Ellas soltó una carcajada atragantándose, tosiendo con gran movimiento de brazos. Me acerqué a ella, dándola dos palmaditas en la espalda.
    
    -¡Mujer, toma un traguito de vino para que pase!
    
    Se relajó y continuaba con carraspeo varios, para poner la garganta a tono. Mientras la miraba con detenimiento. Llevaba un jersey amplio de pico, que dejaba ver el comienzo de sus tetas, que se adivinaban poderosas y en su sitio, era mas bien alta, una melena suelta de color negro intenso, cortada a vetas. Labios grandes, boca amplia de perfectos dientes blanquísimos. Una minifalda sin ser exagerada de grandes cuadros de colores perfectamente armonizados. Se intuían piernas largas, armoniosas que estaban embutidas en medias negras. En ese instante me acuerde de los jamones de pata negra.
    
    Al instante reponiéndose, se colocó el pelo y sacando un pañuelo de su bolso para retocarse los ojos y el maquillaje.
    
    -Eres exagerada - dije- tosiendo por un pimiento de nada. Por poco te vas del mundo y no nos habíamos presentado.
    
    Riéndose, una risa brillante, esplendorosa y hasta sexy me atrevería a decir, me dijo que se llamaba Mariola. Estuvimos un buen rato hablando de las cosas habituales en estos tiempos, ya saben fruslerías varias. En ...
    ... un momento corte en seco, elevé un poco más la voz y le dije:
    
    - ¿Y si visitamos otra parroquia y tomamos otro vino? Por cierto no me he fijado ni marca, ni denominación de origen.
    
    - Parece mentira – contesto ella- será denominación de origen León de la variedad prieto picudo, son de mucho color y alta acidez.
    
    Por el barrio dimos unos paseos bien regados en una conversación amena y divertida, aliñada con muchas risas y anécdotas de nuestro trabajo y vidas. Nos caímos bien.
    
    Por una de esas calles, comente que era hora de comer en serio, eras las tres pasadas y se empezaba a notar cansancio y hambre, entramos en un restaurante llamado El Besugo donde compartimos alguna cosa y después los dos coincidimos en un bacalao excelente.
    
    Sentados en la sobremesa nos tomamos unos orujos y la conversación fue cogiendo otros derroteros. Confesó que era soltera, igual que yo, que no había tenido pareja formal nunca, que vivía sola muy bien. Su trabajo, coincidíamos, era de gestión en una mediana empresa.
    
    - Buenos no tendrás problemas para buscar con quién enrollarte una temporada o un ratito, eres guapa, y tienes porte, vistes bien, tienes conversación, humor y un cuerpo de escándalo para perder el sentido.
    
    Su contestación fue una risotada sin contestación, levantándonos para dar un paseo y bajar la comida.
    
    La noche fue echándose, seguíamos bebiendo y ya estábamos algo desinhibidos en el buen rollo. Paré un momento para atarme el zapato, ella continuó caminando, con ...