Vidrieras de la catedral
Fecha: 17/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos
... elegancia marcando los pasos, un contoneo estudiado e insinuante.
En ese momento mientras la miraba, una bendita racha de viento levanto de sopetón su falta totalmente, dejando ver sus contoneadas y apetitosas piernas, y su culote blanco de fino encaje que abrigaba unas nalgas perfectas, altas, redondeo de cine.
Ella se dio la vuelta mientras se bajaba la falda mirándome fijamente, guiñado un ojo y con una sonrisa cómplice.
- Lo que he visto, con ayuda de algún ángel, es lo mejor del día. Estás mejor que el bacalao ese que hemos comido.
En aquella estrecha calle vino hacia mí agarrándome del brazo con fuerza, dándome un sutil beso húmedo en los labios.
- ¿Te ha gustado- preguntó- quieres más? Me estás tentando con tu forma de ser, y tu carácter.
Tiró de mi hacía un estrecho callejón donde me beso con fuerza, y ganas a la vez que emitiendo un sonido de satisfacción y ganas. Empujando con su lengua dentro de mi boca y su mano izquierda se situó en la nuca, como evitando que me apartara.
Estaba un poco confundido, mi imaginación no contemplaba esa acción, apenas balbucee algo parecido a qué rico, o un insípido me gustas, mientras mis manos rodeaban su espalda.
En ese momento de calentamiento y chispazo, su mano se deslizó a mi entrepierna, empezando un movimiento de masaje sobre mi despistado miembro, ni por asomo el amigo pequeño tuvo presente.
Mi cerebro se hacía mil preguntas, estábamos él y yo perplejos. Con una mano acaricie sus tetas por encima ...
... de su chaqueta, mientras mi lengua se abrió paso hasta la suya. Con dificultad y por el pico de jersey de cachemira negro, introduje mi mano, ella me ayudo sacándose las tetas del sujetador. Por la oscuridad no pude apreciar la forma de su pezón, al cual besé, y tampoco tamaño y menos color.
Trasteando ella con habilidad y delicadeza, bajo la cremallera de mi bragueta, soltó el botón de pantalón que se sujetaba por el cinto. Bajando el bóxer sacándome al exterior, lo que viene siendo la picha, al aire que en ese momento empezaba a ponerse contenta y ufana. Fue paulatinamente agachándose mientras sus manos recorrían mi cuerpo. A la vez que con destreza apartando para atrás mi prepucio besándole con cariño la cabeza del pene. Empezó con mi cacharro un movimiento de vaivén con diferentes ritmos, pausas y sus gemidos sensuales que eran dignos de una grabación
En un momento la incorporé, y levantando su falda, y magreando sus nalgas, y bajando su ropa interior que era de un tacto agradable, como una segunda piel. Con la otra termine de bajarle el culote acariciando con mimo su Monte de Venus, que estaba algo hinchado por la excitación. Era molludo, muy poblado, adivinando que estaba bien cuidado y recortado. Con el índice viole su hendidura, que estaba glotona y mojada, empezando una gimnasia rítmica con mi dedo por el capuchón del clítoris, era de tamaño normal pero muy receptivo a los estímulos.
Ella puso mi virilidad entre su ropa interior y su vulva, apretando con sus ...