En familia con Paty
Fecha: 18/08/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tarde, “¿Qué les parece si nos vamos a echar unos tacos?” propuso Salvador.
“Propongo, vayamos a algún antro que esté abierto a esta hora, que tenga servicio de comida.” Dio la idea Paty, y no nos pareció mala. Posiblemente hasta podríamos bailar un rato, no había que perder las esperanzas. Buscamos y, sí, efectivamente, un bar frecuentado por empleados de las oficinas del centro, con música y tapas, como decía el anuncio. Casi vacío, pero lo sentí muy acogedor para nuestro propósito.
Nos movimos en mi coche, el de Paty es demasiado pequeño para los cuatro. Ya habíamos preparado ropa para deshacernos de los uniformes y vestir más civilizadamente. Por el frío, nuestros vestidos eran calientitos, ella llevaba un vestido que yo le conocía, de lana, muy corto, apretadito, con un buen escote de barco, recto, ahora sí, que, de quinceañera, no le faltaron sus medias largas y botines, ¡se veía hermosa! Yo también llevaba una falda medio larga muy pegada en mis caderas, abierta hasta la orilla del calzón, y un pully con escote redondo, muy pronunciado y apretadito, que me acentuaba mis pechos, dejando notar mis pezoncitos, que parecían excitados porque se me notaban bastante, pero eso es lo que yo buscaba, que me los notaran.
Fuimos a dar a un tugurio de tamaño mediano. La música en ese momento la hacían un trío, violín, saxofón y el acordeón y cantante a la vez. Al nosotros llegar no tocaban nada, pero iniciaron con piezas viejas y muy calmadas. Probablemente Paty ya ...
... los conocía, la vieron y cambiaron a música norteña, que ya después se convirtió en tropical. Nadie de las pocas gentes que había, bailaban, la alborotada de Paty nos animó. Ellos dos se daban un agasajo carnal, envidiable, recuperaban desde el tiempo de su rompimiento, pero con creces.
Salvador, el hermano de Paty me tomó, desde salir para bailar con mucha delicadeza. Al principio medio tieso, yo no podía lograr apretarlo, pero cambiaron a cumbia y él se ha de haber sentido maestro, me jaló, me apretó, aunque no era el baile correspondiente, pero dejó que yo me le apretara. Así la pasamos varias piezas, cada una mejorando nuestro acercamiento. Por su altura frente a la mía, quedábamos, perfectamente bien amoldados. Él gozaba, y me hacía gozar, al estilo de su hermana, siempre llevándome.
“¿Puedo besarte?” me preguntó.
“Todo lo que te guste, yo también deseo besarte.” Le contesté. Malo, malo, nuestras bocas quedaban alineadas, a la misma altura. Iniciamos con un beso suave, pero él se emocionó y disfrutamos de un gran beso, largo, lujurioso a la vez, él no se detenía a acariciarme todo lo accesible, hasta su mano, forcejeando, logró entrar por arriba de mi escote y seguidamente, por debajo de mis axilas hasta los lados de mis pechos, ahí en donde yo más siento excitación.
“¿No te da frío? Solamente traes la blusa puesta.” Preguntó ya con un tono que no podía ocultar más el que estaba excitado. Me quedé pensando y le respondí.
“Como viste, traigo una chamarra ...