1. Al mal tiempo...


    Fecha: 23/08/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi mano a la oscuridad de la calle. Y una vez más mi desnudez fue visible para los dos hombres que seguían de pie clavados en sus lugares, a unos pasos. Decidí cerrar la puerta primero. mi cabello revoloteaba por toda mi cara, mientras luchaba contra el viento para recolocar la puerta, cuando... algo más voló a mi lado. La camiseta, la toalla y el pantalón recortado que me había dado Víctor también habían volado. Esas eran las últimas cosas posibles con las que pudiera cubrirme. Ahora no podía pensar en una solución a corto plazo para mi visible desnudez.
    
    Me hundí en el suelo, envolví mis manos alrededor de mis rodillas dobladas y escondí mi cara en ellas, esperando que esto al menos ocultara mis pechos y mi vagina. Ocultaba mi cara principalmente por vergüenza, como podía ser tan estúpida. En unos segundos escuché que alguien entraba y cerraba la puerta. También escuché una risa y luego me di cuenta de que solo había escuchado solo un par de pasos. Miré hacia arriba y vi a Víctor poniendo el clavo en el agujero del perno.
    
    Víctor: "Pendeja, No pusiste el pinche, ¿verdad? Pensé que era obvio para lo que estaba allí".
    
    Solo lo mire de reojo, con la cara roja de encogimiento.
    
    Víctor: "Ni pedo, el pendejo de Zahid anda por ahí corriendo detrás de tu ropa para recuperarla. Siempre se pasa de wey, Zahid. Siempre hace lo correcto. Yo, pues, solo quiero echarme otro taquito de ojo, Jeje. Vamos, no séas tímida. Te vi hasta el “oxipusio” de todos modos.
    
    Víctor estaba ...
    ... ahora de pie justo frente de mí. Estaba completamente empapado, al igual que sus pantalones, y su erección notaba atreves de la desgastada tela, dejando poco a la imaginación. No pude evitar mirar el contorno de su verga y testículos a través de los pantalones cortos mojados. Lo que resultó no ser una cosa inteligente porque se dio cuenta de lo que estaba mirando.
    
    Víctor: "¿te gusta? Pues ni pedo, lo justo es justo. Me mostraste todo, así que lo educado sería hacer lo mismo".
    
    Y en un solo movimiento deslizó sus pantalones cortos hacia abajo. Miré aún más claramente su verga. El contraste entre su regordete cuerpo y el mástil de carne grasienta y olorosa que sobresalía de él era de lo más surrealista. Este hilo de pensamiento estaba corriendo por mi cabeza cuando, casi involuntariamente, extendí la mano y toqué el prepucio que cubría la cabeza de su verga. Envolví mis dedos alrededor de él y lo sacudí juguetonamente. Casi de inmediato, me di cuenta de lo que estaba haciendo y mi mano se congeló. Lo miré con temor.
    
    Pareció confundido durante unos segundos. Hasta ahora, su comportamiento consistía principalmente en bravuconerías y provocaciones arrogantes. Probablemente esperaba que me sintiera intimidada, retrocediera o lo enfrentara ante su atrevimiento. Y, francamente, creo que eso debí de hacer. Pero mi reacción inesperada lo había sorprendido tanto como me sorprendió a mí. Estuvimos inmóviles así durante unos segundos. Yo lo mire fijamente con su verga en mi mano, y él ...
«12...456...11»