Por las siluetas
Fecha: 23/08/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Dany Campbell, Fuente: CuentoRelatos
... bamboleándose. Apenas comienzo yo y ellos se detienen. Ella se queda sentada, como dándome la espalda.
Estuvo la cosa estática unos segundos, hasta que oigo unos gemidos femeninos pero no podía precisar de quién. ¿Qué mierda estaba pasando?, ¿la mina esta no me estará metiendo los cuernos en mi puta cara? Me daba la impresión de que la amiga se quedó así sentada para hacerle de tapadera. Unos minutos después, el chico cambia de posición volviendo a quedar en diagonal, formando una especie de triángulo rectangular con la silueta de Ximena. Lo siguiente fueron los sonidos de besos, el ruido incómodo de ese colchón, y en un ratito los gemidos del boludo acabando.
Tras unos instantes de silencio, se escuchan unos cuchicheos. Las dos chicas se ponen de pie, ahora sí se las podía ver diferenciadas, juntan su ropa y salen. Yo estaba todo transpirado, no me había levantado el pantalón, todavía estaba con el pito afuera semi flácido, con mi mano alrededor. Era cualquier cosa eso, ni me lo creía, iba a tener que cortar con Valentina y me parecía una lástima porque es tan linda pendeja.
El sonido del cierre de la puerta de la carpa anuncia la entrada de las dos chicas. Ni se inmutan de mi estado, era como si ahí no hubiese pasado nada, inclusive se comentaban cosas entre ellas. Yo las miraba sin poder creerlo, estaban semidesnudas, tan campantes y yo agitado, con el corazón latiendo a mil. Ximena se sienta cerca mío, expulsa un largo suspiro y luego me mira de arriba abajo. ...
... Algo nuevo había en su mirada, pareciera ser que necesitaba verme con el pito afuera y completamente humillado, para asimilarme como un varón. Valentina se recostó a mi lado, no le importaba nada a ella.
—Valen —le dice la rubia a su amiga, con una cara como de súplica—, todavía sigo teniendo ganas…
—¡Ala! Pero tía, tienes fiebre uterina o qué.
—Es que estuviste más tiempo vos que… —se interrumpe y me mira.
—¡Shhh, calla! —Le responde entre dientes.
No había dudas, giro lentamente la cabeza resignado, para mirar a esos ojos azules de frente. Ella también me observa con un semblante serio, que no tarda en devolverme una mirada con pena. Se dirige a su amiga y le dice, con su tonito cachondo, hasta cariñoso:
—Bueno, bonita, te dejo sentarte en la polla de mi novio. Por hoy nada más eh… —Esa frase final me hizo revivir como si me hubiesen dado un choque eléctrico. El primero en reaccionar, con gran dureza, fue mi amiguito—. ¡Mira!, si ya está a punto y todo.
¡Qué hija de su buena madre!, ¿Por qué me hizo sufrir tanto? “Joder con la gallega, macho”. La amiga, ni corta ni perezosa, se acomodó, ni me preguntó, ella me usó como le dio la gana. Yo estaba en una posición un tanto desalineada, pero cuando se sentó encima me quedé plano en el colchón. Comenzó a darme sentadas sin tregua la loca. Uff… apretando los dientes y las manos en las sábanas, tenía que aguantar. No iba a desperdiciar el tiro, tuve que controlar la respiración «1… 2… 3… 4…» para resistir todo eso ...