Por la unión de la familia (4)
Fecha: 08/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
CAPÍTULO 4
El final de las Navidades1995-96, tras quedarse atrás la Fiesta de Reyes, devolvió a casa al padre y la hija pródigos, que arribaron, por fin, hacia la media tarde del día 8 de Enero, tan campantes los dos, más frescos que una lechuga, como si nada fuera de lo común hubiera sucedido en esos días y noches de ausencia y, desde luego, con claras intenciones de proseguir, bajo el techo familiar, “fartabe” más, el idilio que papaíto y su nenita iniciaran en la misma noche de Fin de Año-Año Nuevo… Y es que, para ninguno de ambos quedaba duda alguna de que, lo mismito que entre ellos, padre e hija había sucedido durante sus días de ausencia, también pasó entre la tierna mamita y el “maromo” de su niño, el Alvarito, que también ellos habían pasado esos días y noches sin salir de la cama, follando como monos.
En fin, que si Emilio apareció por su casa bastante más comedido que parlanchín en su verborrea, pus a buen entendedor bastan pocas palabras, amén de que, en ciertos asuntos más que conocidos, “huelga dar cuartos al pregonero”, su nenita, Carla, llegó hablando hasta por los codos de lo que habían sido esos divinos días con su ”popó”, que, según la interfecta, apenas si habían salido de la cama, lo justo para reponer fuerzas con los desayunos, almuerzos y cenas que se hacían servir en la habitación, consumidos, mayormente, en la cama, sin salir las más veces de ella, entre follada y follada que compartían. Vamos, que la nena estaba más que coladita por su papito, ...
... el bueno de Emilio, que, según decía a su madre, era una incansable “máquina” follando, algo así, como noticias frescas para su mami, que bien que se sabía cómo se las gastaba su todavía legal marido en tales menesteres, sólo que ya, a ella, se la traía al fresco, que dese esa noche que unió 1995/96, ni loca, ni “harta vino”, se avendría a reverdecer viejas glorias sexuales con el susodicho
Al final, una vez que cantó mil y una veces las excelencias séxicas de su señor padre, se molestó en interesarse por cómo le había ido en esos días a su mamita con su hermanito de su alma
·Y a ti, mamá, cómo te ha ido con mi hermano, con Álvaro… ¿Estuvo a la altura de tus esperanzas?... ¿Te folló, te folla, a modo y manera; como a ti te gusta que te lo hagan?
A lo que Julia, sin demostrar el entusiasmo de su hija para con su padre, respondió con un
·Bien, hija; bien… Muy bien…
Aunque de notar es que ese “Muy bien”, final, lo dijo con un tono bastante distinto al que usó al decir lo de “Bien, hija; bien”, del principio de su respuesta, brillándole los ojos de emoción, de ilusión. Se acercó a ella, le acarició rostro y pelo, con esa dulzura que sólo una madre es capaz de sacar… Y la sonrió, aunque, si Carla hubiera sido pelín perspicaz, hubiera notado un halo casi de tristeza en los maternos ojos… Y es que Julia temía, y mucho, por su hija… ¡La veía tan ilusionada…tan “coladita” por el hombre que era su padre!... Y tenía miedo, miedo por ella, porque aquella relación que tan ...