Por la unión de la familia (4)
Fecha: 08/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... cosa… ¿Sabes lo que te digo? Que si me hubieras recogido el guante llegando a todo lo que te ofrecí, lo más seguro es que, a la hora de la verdad, me hubiera “rajado”… La verdad es que no estoy segura de nada… Me atrae eso de que vivamos juntos, conyugalmente, como marido y mujer, esposo y esposa, pero, al propio tiempo, me echa pa’tras pensar en llegar a todo; me da miedo… Aún me da miedo hacerlo…
Y ahí quedó, de momento, el asunto. Pero también sucedía otra cosa. Sí, tenía aprobadas las oposiciones, de facto, ya era Oficial de Justicia…pero sin plaza, lo que, económicamente, era un cero a la izquierda, pues mientras no le asignaran puesto en un Juzgado no cobraría un puñetero céntimo, y eso, tener destino, podía tardar meses y meses en llegar; legaría, sin duda, pero podría retrasarse hasta un año…más del año, incluso.
De momento, lo que tenía eran las mañanas libres y decidió usarlas para asentarse un futuro más sólido, de más nivel social y económico que el de oficial; secretario de Justicia, juez incluso. Pero para eso era necesario tener la carrera de Derecho. Él tenía el Bachiller, pero para entrar en la Universidad eso no bastaba, había que tener también la Selectividad. Y por ahí empezó, por hacer tal curso en la misma academia donde preparara las oposiciones a Justicia. Pero también pensó en mejorar su nivel laboral actual haciéndose Vigilante Jurado, curso que podía hacer en la misma empresa de seguridad para la que trabajaba, pero pagándoselo de su bolsillo. ...
... En fin, que alternó lo de la Selectividad con el curso de Vigilante.
Y así, en esa nueva rutina, los meses fueron discurriendo hasta llegar Septiembre con los exámenes, las pruebas, de acceso a la Universidad y al título de Vigilante Jurado; y Álvaro sacó adelante ambas cosas. De inmediato, comenzó a ejercer como Vigilante Jurado en una gran superficie comercial por las mañanas, más otras dos horas, de cuatro a seis de la tarde, en un polígono industrial del extrarradio, pues de siete a diez de la noche asistiría a clase en una Universidad, la Complutense, cursando primero de Derecho.
Y de nuevo el paso del tiempo, que se llevó consigo Octubre, Noviembre y casi todo Diciembre, poniendo a nuestros “protas” en las Navidades 1996-97.
La Noche Buena pasó más menos, tranquilamente, en plan familiar hasta podría decirse, con los cuatro cenando en casa, televisión tras la cena y a eso de las dos de la madrugada cada mochuelo a su olivo, esto es, cada cual a su habitación, que en el caso de papá Emilio y la niña Carla era común, con la habitación de la muchacha convertida en tálamo conyugal del padre y la hija. Noche Vieja/Año Nuevo fue muy distinta para ellos cuatro, con el padre y la hija celebrándola en un significado hotel madrileño, donde compartirían habitación esa noche y a saber cuántas más, en tanto que Julia y Álvaro cenaron juntos en casa, tomaron luego las doce uvas al son de las campanadas que saludaron al Nuevo Año 1997 con los inevitables brindis con champán… ...