Las bragas azules de Andrea Celeste: Mi guía de turista
Fecha: 27/08/2025,
Categorías:
Anal
Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
Cuando me retiré de la compañía a mis 45 años, una semana después recibí la llamada de la secretaria del nuevo vicepresidente preguntándome: -Mi jefe me ha pedido que le llame porque él le quiere regalar un paquete de vacaciones a donde usted desee. -Aquello era tradición de la compañía y sin lugar a duda le dije que deseaba visitar algunos países de Suramérica, pues ya había visitado algunos países europeos y asiáticos.
Cuando le dije a un amigo de nombre Ángel que visitaría Argentina, Chile y Perú, él me dijo lo siguiente: -Si va a Chile, no se vaya a perder a las bellas mujeres del Silencio. -Luego supe que era un sitio cibernético de citas con chicas de prepago y la verdad que, en mi estadía de cinco días en Chile, pasé dos noches con dos diferentes chicas de alrededor de los 20 años. Pero este relato no se trata de ellas, este relato se trata de la bella guía de turista de nombre Andrea, quien me llamó la atención al ella recibirme al aeropuerto. Por un momento ella pensó que no hablaba español y yo pensé que estaba en la Europa caucásica, pues esta mujer era rubia y de piel blanca. Una breve introducción y me llevó a mi hotel y me hizo saber que la siguiente mañana me daría un recorrido por varios puntos de Santiago.
Pensé que habría algunos otros turistas, pero este servicio era individual o personalizado como ella me lo dijo. Y es de esta manera que comenzamos a compartir y a conocernos. Es por ello por lo que conozco que Andrea Celeste estaba casada y madre de ...
... una niña de 7 años. La edad no se lo pregunté, pero estaba cerca de los 30 años y tenía 8 años de casada. Su altura no pasaba del metro sesenta y cinco, de un peso de no más de 125 libras y su rostro juvenil era muy agradable y donde se le miraban unas pecas en sus pómulos en esa carita bonita y alargada. Creo que su segundo nombre se debía al color de sus ojos, un azul claro y cuyas pestañas no sé sí eran postizas, pero estéticamente le hacían ver muy sensual. Cuando me recibió, llevaba un pantalón negro de vestir, con un chaleco del mismo color y sí en el momento no me llamó la atención su cuerpo, si lo hizo con ese lindo rostro de una sonrisa perfectamente perlada.
En el primer día compartimos el almuerzo en un restaurante muy elegante y quizá por el vino la plática se hizo muy personal o quizá hasta íntima. Ella se dio cuenta que yo era soltero y yo le había preguntado sí alguno de sus clientes no se había propasado dada su belleza y poder de atracción. Ella entre notas y sonrisas me contó algunas anécdotas y finalmente ella me cuestionaba esa pregunta. Le dije que yo consideraba que ella era una chica muy atractiva, que a muchos hombres podría hacer fantasear y que me parecía inevitable que más de alguno no se habría propasado.
Por un momento pensé que la había incomodado, pero a la vez imaginaba que Andrea Celeste ya estuviera acostumbrada a este tipo de conversaciones y acercamientos. Este segundo día que nos veíamos ella llevaba un vestido azul celeste al tono ...