1. Cuatro me aman, y las cuatro son ajenas


    Fecha: 29/08/2025, Categorías: Incesto Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... cara sonriente cambió a seriedad y palidez. Luego la seriedad dio pasó a asombro con boca abierta al ver que mi pulgar izquierdo estiraba el elástico de bermuda y calzoncillo, allanando el camino del dedo mayor derecho a frotar el glande.
    
    - “Ahora podrás sentir olores iguales”.
    
    - “¡Perverso, malparido, me engañaste!”
    
    Al verla taparse la cara y largar el llanto me arrimé para abrazarla.
    
    - “¡No me toqués con esas manos!”
    
    - “Sobrina querida, son solo los brazos. Fue nada más que una broma, bien sabés que no soy capaz de incomodarte, a las cuatro las amo mucho y mañana, todas, van a tener el último modelo de celular”.
    
    El episodio terminó dándole un beso en la frente y ella, con su cara en mi hombro, alternando risa y llanto.
    
    - “Bueno, terminó la broma, todos contentos pues se disiparon las dudas, ahora tengo que dedicarme a preparar lo necesario antes de poner la carne sobre la parrilla”.
    
    Mi hermano y familia estuvieron un poco antes de la hora pactada para recibir a los invitados. La temperatura cálida hizo que todos vistiéramos ropa fresca y cómoda; las mujeres con vestidos livianos y, las más jóvenes, exhibiendo sus bellas y apetitosas piernas. Después de servir, bien comidos y mejor bebidos, fui un rato a casa para darme una ducha y sacarme el olor a carne asada, para mayor comodidad durante la sobremesa.
    
    Al despedirse los asistentes regresé para avivar las brasas restantes y acelerar su apagado para la limpieza final. En esa actividad me encontró ...
    ... Melina.
    
    - “Te hacía con tus hermanas y novio”.
    
    - “Decidieron ir a la cancha a ver el partido de fútbol y, como soy la única que no lo disfruta, me quedé”.
    
    - “Bienvenida a la tarea”.
    
    - “No vine a eso sino a cumplir mi palabra empeñada en la apuesta”.
    
    - “Nada tenés obligación de hacer, fue una broma, quizá un poco pesada”.
    
    - “Tengo veintidós años y, desde que tengo memoria, alabás a las personas que cumplen su palabra; ahora te estás arrepintiendo de eso?”
    
    Seguimos la charla mientras me lavaba concienzudamente las manos.
    
    - “No, no me arrepiento, simplemente estoy sorprendido”.
    
    - “Será que no te animás?”
    
    Mi respuesta fue acercarme tomarle la cabeza con ambas manos y darle un beso en la frente. Después, mirándola fijamente bajé una mano acariciando la mejilla mientras el pulgar recorría sus labios. Cuando estos se abrieron recibiéndolo como si fuera un chupetín, recobré el habla.
    
    - “Lo que pasa en que el primer efecto de la sorpresa es una cierta parálisis. Sorpresa maravillosa que tardaré tiempo en asimilar tomando verdadera conciencia de lo que significa”.
    
    La di vuelta pegándome a su espalda y, apretándola contra la mesada, puse mi miembro en la divisoria de las nalgas que se abrieron sin oponer resistencia.
    
    - “Esto es lo que le hiciste a mamá?”
    
    - “Esto es lo que creíste que le hice a tu mamá”.
    
    - “Pero algo la tocaste”.
    
    - “Casi nada, en cambio a vos te tengo con la pija alojada entre los glúteos, una mano recorriendo tu conchita ...
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