La Cantina
Fecha: 09/11/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... todavía me daba pena que me viera el estado de excitación en que me encontraba. Ella rió encantada, me desabrochó el cinturón y el pantalón, metió sus pulgares por atrás sobre mis nalgas y de un tirón me bajó pantalones y calzoncillos, cayendo estos hasta mis tobillos. Mi miembro se mostró en todo su esplendor, pareciera que tenía varices en el pene de tan gruesas que se notaban las venas y el glande que apenas asomaba por el prepucio, estaba morado de la cantidad de sangre que estaba hinchándolo.
- ¡Vaya, vaya! ¡Estás a punto de reventar! ¡No debemos desperdiciar esto! ¡Siéntate otra vez Cariño! (¡Cariño! Me sentí en la gloria. A pesar del maravilloso encuentro que acabábamos de tener, aún me cohibía el hecho de que ella era mi patrona y una persona "Mayor". Además no había pasado una hora desde la última vez que me aterrorizó su presencia y ahora acababa de llamarme Cariño).
Me senté nuevamente, provocándome un respingo el sentir la madera sobre la piel de mis nalgas. Nunca en mi vida hasta entonces me había yo sentado sin ropa en otro lugar que no fuera la taza del inodoro, ni acabándome de bañar, pues lo primero que hacía después de secarme era ponerme los calzoncillos.
No sé si ella notó mi inquietud, pero estaba muy atareada quitándome la ropa y los zapatos. Preciosa imagen ofrecía ante mis ojos con su torso desnudo y la larga falda, inclinada ante mí sacándome los zapatos y calcetines.
Continuaron las sorpresas, acto seguido se arrodilló entre mis ...
... piernas, acariciando mis muslos y mirando con avidez mi enardecido instrumento, acercó con suavidad su mano derecha hasta tocar la base y con suavidad lo acarició estirando la piel para echar atrás el prepucio mostrando la cabeza enardecida, sin dejar de mirarla abrió su boquita y sacó la lengua y empezó a darme lengüetazos como si estuviera saboreando un caramelo, a continuación introdujo mi virilidad entre sus labios y empezó a chupar, tratando de meterse lo más posible, sentí en la punta el fondo de su garganta y su lengua me proporcionaba una caricia extra, continuó efectuando el recorrido de sus labios que casi alcanzaban la base, luego para atrás hasta casi sacarlo (No vi mi glande en ningún momento durante esta operación), volviendo nuevamente a introducirlo, todo esto despacio, con suavidad.
Volvió hacia mí su vista mientras realizaba este trabajo, notando en sus ojos la satisfacción que le producía estarlo haciendo. No tardé mucho en descargar mis bolas, le avisé que ya venía, pero el único caso que me hizo, fue continuar masturbándome con su manita, sin sacarse de la boca su trofeo y sin dejar de mirarme divertida. Conforme descargaba ella se tragaba mi semen sin pestañear siquiera, ni separar su mirada de la mía. Terminé de venirme, pero ella continuó chupándome y lamiéndome un rato más. Por supuesto que en ningún momento perdí la erección.
Se levantó quedando frente a mí que estaba totalmente desnudo mientras que ella todavía tenía puesta su falda y sus sandalias. ...