LA VIRGINAL HISTORIA DE VIRGINIA - Relatos Eróticos

LA VIRGINAL HISTORIA DE VIRGINIA

... le acariciara hacia arriba y hacia abajo. Y luego de un ratito de hacerle eso, de acariciarle el pistolón, me llenó la boca de cremita agridulce, me pidió que la tragara, y lo hice… Aunque no me gustó mucho, tampoco me desagradó. Don Romualdo me dijo que cuando la tome varias veces me va a gustar mucho.” 
“Y bueno, a partir de ese día lo hacíamos dos o tres veces por semana, hasta que un día, en la Blanqueada, me metió una cosita esponjosa, como una lapicera fuente, esas de tinta, en la conchita –ya sabía que se llamaba así-, donde él había metido los dedos todos los días. Y cuando me metió eso esponjoso, que me dejó toda mojada, Don Romualdo me sentó en su falda y me metió el pistolón…, que me hizo doler bastante…, pero enseguida se pasó el dolor y me gustó mucho, mucho. Desde esta vez las sensaciones fueron diferente, totalmente, algo que nunca antes había sentido, con su pistolón, que Don Romualdo me dijo que se llamaba “pija”…, bueno… la pija dentro mío…, era único, dado que al moverse me la hacía sentir muy rico. Además, comenzó a “excitarme” – así me dijo Romualdo-, el sonido de ¡plaf! ¡plaf! ¡plaf!  que se generaba cuando su cuerpo chocaba con mi culito. ¡Todo era tan lindo! ¡Me volvía loca! ¡Quería hacerlo en todo momento! ¡Y cuándo Don Romualdo me agarró de la cadera y me la metía rápido y fuerte, comencé a perder la razón, gritando descontroladamente de placer en cada embestida. ¡Qué lindo todo eso! ¡Con razón a mamá y papá les gustaba tanto!”
“Y lo seguimos ...

... haciendo todas las semanas. Un par de meses más tarde, luego de meterme en la colita varias veces algo parecido a lo que me había metido en la conchita, me metió la pija, primero un poquito, luego de varias veces que lo hicimos, cada semana, luego de que me lo metía en la conchita, cada vez me la metía un poquito más, y a mi cada vez me gustaba más, hasta que un día me la metió toda…, y me gustó muchísimo, porque me lleno la colita de lechita calentita. ¡Fue tan rico!”
“Y bueno, así empecé a coger con Romualdo, y no lo dejé de hacer desde entonces, aunque más adelante, cuando estaba en el secundario, Romualdo me enseñó a hacerlo con otros, para que hiciera dinero. Resulta que el secundario lo hice en la ciudad, viviendo en el departamento de Romualdo, muchas veces con la esposa. Ella nunca me hizo ningún comentario sobre mi relación con Romualdo. Supongo que pensaba que como yo soy la hija de su capataz, me hacía el favor de facilitarme su casa para que estudiara. Allí, en la ciudad, Don Romualdo me enseñó a conseguirme chicos de la escuela para coger, y que me pagaran. Luego fue con los profesores…, bueno, así aprendí a hacerlo con todos los que me mandaba Romualdo.”  
“Soy muy feliz con Romualdo. Me abrió una cuenta en el banco y pronto voy a tener dinero para comprarme un auto… ¡Hace diez años que cobro por coger con otros! ¡Romualdo pone todo el dinero en mi cuenta!”

-Y… ¿sabés Dani? Cuando tenga mi auto te iré a visitar todas las veces que me digas. ¿Te gustaría? - ¡Ahí ...