JUGANDO CON KARINA - Relatos Eróticos

JUGANDO CON KARINA

Era la hora. Algo de disimulo…, aunque en verdad, no estoy seguro de que la mamá ignore que con la nena hacemos algo más que estudiar matemáticas y física. De todas maneras quiero estar preparado, por las dudas.
-Tesoro, quiero que sigamos jugando…
-¡Si! ¡Yo también! 
-Pero…, no le digas nada, absolutamente nada, a tu mamá. Dejá que ella opine… Después, de alguna manera, si el sábado próximo no te trae, en cuanto puedas me hablás. ¿Sabés?
-Si, profe, no le digo nada, nada…
-Muy bien, vamos. Llegó tu mamá. – Nos habíamos vestido y “acomodados” durante la conversación. En cuanto Lorena llamó, salimos. 
-Todo muy bien señora. Karina no tiene ningún problema. – La nena me miró extrañada. ¿Cómo vamos a estar juntos si no tiene ningún problema? Yo trataba de experimentar algo nuevo. Veremos qué pasa.
El lunes a la mañana me llamó Lorena. 
-¿Te parece que nos encontremos el miércoles? - ¡Miércoles! ¡Día de gracia y paraíso! El miércoles anterior en casa estuvieron Claudia y Tina… ¡Dios! ¡Me dejaron flácidos hasta los huevos! 
-Ningún problema. ¿Dónde querés, en tu casa o en la mía?  
-Prefiero en casa, por las dudas que mi marido llame por teléfono…, pero no traigas la camioneta, pues todos la van a ver…, y supondrán que lo que hacemos…, no es discutir sobre  las materias de la nena. ¡Jajaja! 
-Está bien, voy caminando.
-Si claro, luego te quedás.
-¿Quedarme?
-Si, toda la noche conmigo. ¡Hacemos de todo! ¡Qué te parece?
-¡Una maravilla!
	Lunes y martes, poquito, ...

... poco. Quería estar en las mejores condiciones. Un par de polvos con Ofelia, tal como lo hacíamos al mediodía…, pero sin repetir…, pero se la chupé bien, bien, bien…, cosa que los orgasmos vinieron rápido. Como siempre quedó contenta. No le oculto nada. Ella se merece lo mejor. Le dije que iba a coger con Lorena. La conocía, por supuesto. ¡En ese pueblo todos se conocen! Me comentó que el papá había ido varias veces a la casa de Lorena, además de cogerla en la trastienda de la ferretería. Ella los había visto.
	El miércoles a las ocho de la noche estuve en lo de Lorena. Me abrió la puerta sin salir a la vereda. Todo impecable. Lorena estaba preciosa, con un vestido rojo, muy ajustado, resaltando su soberbio culo y sus portentosas tetas. Yo no estaba con otra cosa que mi pantalón elastizado y la remera. Me recibió con la mejor sonrisa. Luego de ardientes besos de lengua, mientras le tomaba los glúteos, Lorena se arrodilló, me bajó pantalón y bóxer. La pija saltó ardiente. Su boca la recibió con cariño. ¡Una soberbia mamada! No fue más allá. La levanté y acerqué al dormitorio. Con cuidado le saqué el vestido. Es tan delicado que no quise romper nada.
-¡Papito! ¡Qué delicado que sos!
-Me gusta mucho este vestido. Te resalta muy bien el culo y las tetas. Quiero que lo conservés para ponértelo el día que salgamos a pasear. - ¡Dios! ¡Qué cuerpazo! - Es poca boca la mía para besarte y chuparte toda.
-No, no, para nada. Hacelo, dale. ¡Pasame tu lengua por todo mi cuerpo! ¡Quiero ...