JUGANDO CON KARINA - Relatos Eróticos

JUGANDO CON KARINA

... sentirte!
No había otra. Besé el cuello, las orejas, la espalda – Lorena retiraba el corpiño -, las tetas, las areolas, los pezones, lamí la transpiración bajo las axilas y bajo las tetas. Bajé a la cintura, le metí la lengua en el ombligo, los glúteos, el ano, el perineo. Demoré mi llegada al clítoris, besé sus pies, dedo por dedo, sus piernas, sus muslos, la entrepierna, el monte de venus, los vellos castaños, delicadamente recortados en forma de corazón. Entonces la acosté y levanté las piernas.
Fui a la concha. ¡Qué increíble labios externos, regordetes, súper sabrosos! Con la lengua los aparté para llegar a los húmedos y palpitantes labios internos. Fui a la vulva y mientras con los dedos tenía separados los labios, metí la lengua, todo lo que pude, y la giré hacia uno y otro lado.
Lorena respiraba ansiosamente, estiraba el brazo para agarrarme la pija, me la acariciaba mientras yo besaba. Con la otra mano descapullaba el clítoris. Duro como un dedo meñique. Lo apreté con los labios, besé, lamí y tiré. Se estremeció y largó rico fluido sobre mi boca. Lo tragué todo.
-¡Dani, mi amor! ¡Es una locura lo que hacés! ¡Qué rico! – Está boca arriba, con las piernas abiertas y recogidas. – Quiero lamerte, dame tu cremita, amor, quiero tomártela.  
-Luego tesoro, primero vamos a coger, sino se me ablanda. - En realidad quería mantenerla bien dura, para que la sienta bien adentro. – Acomodate, con el culo bien arriba…
Se puso en cuatro patas, apoyando tetas y cara sobre las ...

... sábanas. Con ambas manos se abrió los cachetes y me lo ofreció. Rosado y arrugadito. Fui a chupar, lamer, besar. Ella, conspicua ama de casa, se meneaba exquisitamente bien. ¡Cómo una puta profesional! ¡Y esta mina le viene a decir a su hija que no se deje tocar! ¡Qué careta! ¿Con cuántos tipos cogerá por semana mientras no está ni su esposo ni su hija?
Le embarduné el orto con el gel. También mi pija. Como nunca se la había metido no sabía que tal estaba en el tema de la dilatación. Mejor no hacer daño. Apoyé el glande en el hoyo. Empujé mientras suavemente me enancaba. Fui entrando despacito. Me gusta mucho sentir como la pija entra en un estrecho recto. Ya estaba perfectamente acomodado sobre sus caderas. ¡Culo fenomenal! Cuando llegué al fondo, con los huevos pegados a su concha, la fui retirando lentamente. Lorena gemía de placer…
-¡Ay papito! ¡Qué rico! ¡Cómo me gusta, así, así, despacito! Siento el roce del tronco por el culo… ¡es tan lindo! 
Saqué y metí despacito durante varios minutos. ¡Placer total! Fui aumentando velocidad. Lorena comenzó a acompañarme con su movimiento de caderas. ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! Yo estaba bien agarrado a sus tetas, inclinado sobre la espalda. La besaba y lamía. Tenía que agarrarme fuerte para no caerme.
Le di lo más fuerte que pude hasta su primer orgasmo. Sin duda le encantaba por el culo, no solamente porque fue lo primero que me ofreció, sino por lo rápido de su acabada. 
Besé y acaricié la espalda, el cuello, las orejas. Quiero que ...