1. LAS TRES GRACIAS


    Fecha: 18/11/2023, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... Primero cogeme por la concha y luego dámelo para mamar. ¡Quiero tomarme tu lechita! – Felisa seguía en cuatro, con el culo bien parado. - Pero ahora quedate un poquito dentro. ¡Hacela palpitar! 
    Estremecí la pija, para que ella sintiera lo que le gustaba. Al tiempo me apretaba con el recto. El placer es mutuo. 
    
    -¿Hacemos el “candelabro” papito…? El que me enseñaste… 
    -Si, dale, ponete boca arriba. – Se acomodó, levantando bien las piernas, con las rodillas contra las tetas. Me arrodillé frente a la concha y culo, que quedaban bien expuestos. Apoyé el glande entre los labios vaginales. 
    	Felisa sonreía complacida. Estiró uno de sus brazos y acarició la pija mientras introducía el glande. Me tiré sobre ella. Acaricié las tetas mientras penetraba. Cuando llegué al útero la besé en los labios, un beso suave y amoroso, como ella se merecía…
    -¡Dani! ¡Sos tan dulce! ¡Me hacés tan feliz!
    El bombeo fue consistente; adentro, afuera… ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Música de fondo!  Ella me acompañaba con las caderas, arriba, abajo…, arriba, abajo…  
    -Mamita…, estoy teniendo ganitas… ¿te lleno? – Le besé el lóbulo.
    -No… ¡Yaaaa acaboooo otra vezzzz! – El grito retumbó en toda la casa.
    Luego de su orgasmo me detuve para minimizar mis deseos, para poder llegar a tiempo a su mamada. 
    -¡Ay papito…! ¡Me hacés acabar mil veces! ¡Sos lo mejor! ¡Lo único! – Felisa me abrazó con las piernas y los brazos. - Quiero quedarme toda la noche.
    -¡Nooo! ¡Mamita, no! Tenés que ir a la escuela. No te ...
    ... voy hacer perder un minuto conmigo. Cuando terminés podremos arreglar muchas cosas… Mientras tanto…, ni un minuto menos de escuela… - La llené de besos. ¡Qué sienta que me importa!
    -¡Amor! ¡Te quiero tanto! – Felisa respondía a todos mis cariños.
    -¡Ay Dios! ¡Mamita! Ahora soy yo… ¡quiero llenarte!
    -¡Si, vení, dale! - ¡Su deseo es astronómico!
    Se la saqué y me desplacé a su rostro. De rodillas, enancado sobre su cuerpo, puse la pija en su boca. Felisa besaba, lamía, chupaba. Se la introduje hasta donde entró. Cuando tuvo arcadas, la retiré por la mitad…, y me sacudí. Cuatro o cinco chorros llenaron la garganta de la nena. Cerró los ojos y tragó. Luego los abrió sonriente y me miró.
    -Papito… ¡cómo te amo! ¡Quiero ser tuya todos los días! – Me besa de todas las maneras posibles. Me “limpia” prolijamente. - ¡Es tan rica! ¡Me hacés tan feliz!
    -¡Mi amor! ¡También soy muy feliz! Pero ahora te tengo que llevar a casa. Tenés que ir a la ciudad, sino llegás tarde y perdés el bus. ¡No quiero que pase eso! 
    -¡Qué lástima! ¡Tan poquito! Cuando no te tengo dentro de mí, me parece que estoy vacía…
    -Vamos a ducharnos… Te llevo. 
    -No, no. Quiero ir a casa con tu olorcito sobre mi cuerpo…
    -¿Por qué? 
    -¡Para darle envidia a mi mamá! ¡Jajaja! ¡Yo cojo con vos y ella no! - ¡Esta nena es terrible!
    -¡Sos tremenda! – Por lo visto todavía no sabía que había hablado con Carla. - ¡Te preguntará si estudiaste mucho!
    -¡Cuándo sienta el aroma no preguntará nada! ¡Ella sabe a qué vengo! – Felisa ...
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