Mejorando en el trabajo
Fecha: 12/11/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: MarcoBueno, Fuente: CuentoRelatos
... pero tampoco la mejor, un aumento nos vendría muy bien, le agradecí y como siempre lloré un poquito.
El me decía cosas como “te lo mereces” “no tenés porque llorar”. Y nos saludamos y cuando estábamos separándonos me dice:
—mañana venite igual o mejor que hoy —yo de nuevo me sonrojé y me mordí el labio, y me fui.
El día dos quería usar la pollera, me vestí y Jorge quería tener relaciones antes de salir, le dije que no podía y me fui volando. Me sentía más poderosa, más contenta. Llegué súper temprano preparé todo, y llegó Juan Carlos, el padre no iba porque tenía un viaje al interior.
—Entendiste —me dijo Juan Carlos y se sonrió.
Llegó Samuel, me devoró con la mirada, me decía ‘Maradna’, no Mariana. “Maradna estás encantadora hoy”. Se encerraron y me llamaban a cada rato. Me daba cuenta del juego, el día anterior con el padre no podían ser tan evidentes, pero Juan Carlos no tenía mucho problema. Igual todo dentro de lo lógico… Se fueron a comer y volvieron como a las tres treinta, me pidieron café. Lo tomaron y después salió Juan Carlos y me dijo que se iba un rato a ver a un cliente por un problema que me quedara y me encargué de Samuel, y el tonto me guiñó el ojo. Me dijo que Samuel trabajaría desde ahí.
Salió.
Pasaron dos minutos y me llamo: «Maradna, necesito la Wi-Fi». Entendí que era la clave, le dije «es Pedro1202», no me llegaba a entender, y me pidió si la podía escribir, me acerqué y me puse a su lado, y sentí su respiración y como me miraba. ...
... Se me aceleró el corazón y me sentí molesta. Sonreí forzada y le pregunté si algo más, me dijo que no, y me fui. Habrá pasado treinta minutos y me volvió a llamar:
—Maradna, ¿te molesta si pido un café? —me pareció tierno y le dije que no me molestaba.
Fui y se lo preparé. Después volví a mi puesto y eran las 17:30 y Juan Carlos llamó me dijo que llegaba en 30 minutos si lo esperaba, que lo entretuviera, no quedaba nadie en la oficina. Y de pronto escucho de nuevo:
Y otra vez:
—Maradna.
Fui casi corriendo, me pidió un vaso de agua y si podía llevarle un poco de azúcar, le dije que sí. Casi me empujó con la mirada, se notaba que le gustaba y mucho. Parecía que no le daba vergüenza que se notara, rondaba el abuso. Me fui, preparé todo y confieso que me subí un poquito la pollera, no se me veía nada, pero estaba elevada. Cuando le dejé todo en la mesa, me dejó notar que estaba excitado, se notaba que estaba erecto su pene, me sonrojé y me sonreí de nervios, él se dio cuenta que lo vi. Cuando terminé me preguntó si me podía quedar, le pregunté «¿No hay problema, pero para qué?», me contestó «Es agradable tu compañía y necesito mejorar mi español». Me sonreí, y le dije: «si, incluso podría empezar por mi nombre, es Mariana, no Maradna», se sonrió: «¿y cómo se escribe?» me preguntó, y torpemente se lo empecé a deletrear y me pide que lo escriba en el pizarrón.
Ahí entendí perfectamente lo que quería Samuel, y la verdad yo quería porque la situación me había ganado, ...