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Celebraciones familiares (3): El cumpleaños (Continuación)
Fecha: 12/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... esperma. ― ¡Traga, zorra! ―ordené apretando los dientes de auténtica furia viril. Mi polla aún seguía dando sacudidas en el aire. María Luisa se habría desplomado de no haber puesto las manos a tiempo. Trataba de recuperar el aliento. Tenía cara de repulsión por el gusto amargo de mi esperma en su boca. Me miró con odio. ― ¿Qué se dice? ―le pregunté. No entendía. ― ¿Qué se dice? ―repetí. María Luisa seguía sin comprender. ― ¿Qué se dice cuando alguien te hace un regalo? ―me expliqué. ― Gracias ―dijo por fin. ― Eso es… Dilo alto, ¡Qué te oiga tu marido! ― ¡Gracias! ―voceó. ― ¡¿”Gracias” por qué?! ―pregunté con malicia. ― ¡Por tu semen, cabrón! ―dijo angustiada. ― De nada preciosa ―sonreí y entonces me percaté de que tenía un pequeño grumo en la punta― Mira ―le indique tendiéndole mi polla con la mano. ― Saca la lengua. ―le pedí. María Luisa no tardo en hacer lo que yo le había dicho, y cuando le acerque mi pollón la muy hija de puta no dudo en relamerlo. ― ¡Chupa! ―demandé. Se metió la punta en la boca y sus mejillas se hundieron al succionar. ― ¡Más fuerte! Aproveché para quitarme la chaqueta y la camiseta, quedando desnudo de cintura para arriba. María Luisa hizo un gesto de admiración al ver mi torso desnudo. ― Túmbate ―le ordené. La agarré de los tobillos e hice que flexionara y elevara las piernas hasta que tuvo las rodillas sobre el pecho. ― Sujeta. ―hice que ella misma se sujetase las piernas. Cogí ...
... un par de toallitas y aseé un poquito el coñito y alrededores. Tenía unos finos pelillos que denotaban la falta de mantenimiento de ese rinconcito de su hermosa anatomía. Tras unas suaves caricias me puse a devorar el suculento y ardiente manjar que aquella mami me ofrecía. No tardó en volver a gemir. ― ¡Ufff…! ¡Aaah…! ¡Ummm! Mordí sus labios mayores, hundí mi lengua en los caldos vaginales, hurgué con la punta de mi juguetona lengua en su ojete, besé sus blanquísimos muslos… Estaba muy cachonda, así que cuando le rechupeteé el clítoris no tardo en empezar a temblar por segunda vez. ― ¡Aaaaagh! Agarré entonces el aceite y derramé una buena cantidad entre sus piernas. Esta vez no me anduve con miramientos al introducirle un dedo por el culo mirándola fijamente a los ojos. Con la otra mano amasaba una de sus tetazas. ― ¡Ummm…! ¡Ummm…! ¡Aaah…! ―gimió. El placer hizo que la mujer de Rodrigo se pusiera de improviso a frotarse el coño con entusiasmo. Se había desinhibido por completo. Yo le pellizcaba los pezones sin compasión. María Luisa se sujetaba las piernas en alto con una sola mano, mientras con la otra se ocupaba de su exigente coñito. Como un solo dedo entraba y salía cómodamente en seguida fueron dos los dedos que atormentaban el culazo de la mujer de Rodrigo, quien por cierto se masturbaba sin perder ni un detalle de los gestos y las muecas de su esposa. ― ¡Ummm…! ¡Ummm…! ¡Aaah…! Todo iba de maravilla. Mis dedos entraban y salían con facilidad, ...