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Celebraciones familiares (3): El cumpleaños (Continuación)
Fecha: 12/11/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... que era la mejor opción y la otra que no para ella, la madre justificaba que seguían siendo sus padres y la hija contestaba que ya era mayor de edad. María Luisa tenía claro que no la iban a dejar a su aire y Carla les exigía que confiaran en ella de una vez. Total que al final la terca señora y la muchacha rebelde acabaron a gritos, hasta que Carla le echó en cara a su madre que era una amargada que disfrutaba privándose a sí misma de las cosas buenas de la vida y que quería que ella hiciera lo mismo. Esa fue la gota que colmó el vaso. Inmediatamente se hizo un incómodo silencio que afortunadamente mi cuñado se encargó de romper antes de que la discusión pasara a mayores. ― ¿Quién va a tomar café? Yo aún no lo sabía, pero Carla acababa provocar un nuevo giro de los acontecimientos. Acababa de conseguir lo que mi maliciosa esposa no había sido capaz, es decir, quebrar la entereza y rectitud de María Luisa. Aquel reproche de Carla hizo saltar la chispa que originaria un tremendo incendio en la vida de su madre. Mientras estábamos tomando café mi hija pequeña grito. ― ¡Está nevando! ¡Está nevando! Todos corrieron a asomarse a la ventana y uno tras otro fueron saliendo al patio. En cambio, yo pensé que era el momento de ir a la cocina y terminar la faena pendiente. Si sólo se trataba de cambiar la junta del grifo, sería un momento. No había hecho más que empezar cuando María Luisa se presentó de improviso. Avergonzada, se disculpó por su actitud descortés ...
... ante nuestro ofrecimiento a alojar a su hija, aunque tampoco manifestó que fuese a considerarlo. Seguía enfadada. Yo deseaba que se sintiera a gusto y mentí, le dije a María Luisa que probablemente su hija estaría mejor en una residencia de estudiantes como ella opinaba. Mentira, allí era donde más distracciones iba a tener. Pronto la mujer de Rodrigo me estaba felicitando por lo bien que habían quedado las ventanas. Bromeando le dije que entre el antiguo mobiliario y los chirridos de las puertas, aquella parecía la mansión de los Drácula. De verdad que tenía que esforzarme para no mirarle las tetas a la mujer de Rodrigo. Después, María Luisa se relajó y acabó sincerándose conmigo. Al parecer había discutido con mi mujer, aunque no quiso darme más explicaciones. “Cosas de mujeres”, se limito a esgrimir. Un territorio hostil donde es mejor no entrar, pensé yo. Al final la confianza, proximidad y sobre todo las curvas de aquella mamá de buen ver hicieron que se me pusiera dura. Sin reflexionar lo que hacía dejé los alicates sobre la encimera y la rodeé con mis brazos. Antes de que pudiera reaccionar una de mis manos se metía ya bajo su falda y la otra amasaba sus formidables tetas. La pobre se quedó boquiabierta. Mi asalto la cogió completamente por sorpresa. María Luisa intentó zafarse pero yo ya había conseguido sacar del escote una de sus hermosas tetas. Tenía la areola más grande que yo hubiera visto y me dieron unas ganas irresistibles de chupar aquel pezonazo. Agarré ...