Llegando a los estados unidos - Relatos Eróticos

Llegando a los estados unidos

... encargado y le dijo a Santiago, el otro transportista, que ayudara a la gente a subir a la parte trasera del camión. Santiago se paró en la parte trasera del camión y ayudó a todos a subir. Noté que, con una sonrisa lasciva en su rostro, agarraba las tetas de cada mujer a la que ayudaba a subir.

Solo quedamos dos para subirnos a la camioneta, cuando Víctor dijo: “No… quédate conmigo”, mientras me llevaba a un lado. La última mujer que subió al camión era varios años mayor que yo, tal vez 32, pero se parecía... pechos grandes, buena forma, cabello largo y oscuro. Mientras yo estaba allí observando, ella se acercó al camión para cargarla, pero Santiago la detuvo. Se sentó en la parte trasera de la camioneta con las piernas colgando del borde y, todavía con esa horrible sonrisa en el rostro, le abrió la blusa, le arrancó el sostén y comenzó a apretar y tirar de sus tetas. Ella opuso una débil resistencia y él la abofeteó con fuerza y le dijo: "¡Ya basta!". Luego, mientras seguía jugando con sus grandes tetas con la mano izquierda, se desabrochó la bragueta con la mano derecha y sacó la polla. Agarrando la parte posterior de su cabeza, la empujó hacia adelante, forzando su polla a meterse en su boca. Luego usó su mano detrás de su cabeza para tirarla hacia arriba y hacia abajo sobre su polla, casi ahogándola con cada golpe.

Todavía sosteniendo mi brazo para mantenerme a su lado, Víctor dijo: "Vamos, Santiago, no tenemos todo el día".

Santiago dijo: "No te preocupes, Vic, ...

... esto no tomará mucho tiempo", mientras seguía obligando a la cabeza de la mujer a moverse hacia arriba y hacia abajo sobre su eje.

Después de sólo un par de minutos, Santiago gruñó, empujó su cabeza con fuerza hacia su ingle y le lanzó una carga de semen a la garganta. Después de meterle la polla en la boca varias veces más, disparando más chorros de semen en su boca hasta que sus bolas estuvieron vacías, dijo "trágala, perra". Luego límpiame para que podamos irnos”.

Ella tragó la mayor cantidad de esperma que pudo, goteando un poco sobre sus tetas que colgaban fuera de su blusa, mientras él terminaba de bombear su rígida vara por su garganta. Luego, llorando suavemente, rápidamente lamió y chupó su polla hasta dejarla limpia y él se subió la bragueta. Él la ayudó a subir a la camioneta, dándole un último apretón a cada una de sus tetas temblorosas, luego la empujó a su lugar en el piso de la camioneta mientras se cerraba la blusa alrededor de sus grandes pechos.

Santiago abrió la puerta del lado del conductor y subió, mientras Víctor me llevaba al asiento del pasajero con él. Santiago puso en marcha el motor y comenzamos nuestro viaje de 16 horas hasta el punto de entrega en La Presa, un pequeño pueblo en las afueras de San Diego. Casi de inmediato, Víctor me sentó en su regazo de modo que quedara mirando hacia el parabrisas y me quitó la camisa y el sostén. Comenzó a masajear y acariciar mis grandes pechos desde atrás… levantándolos, apretándolos y pellizcando mis ...