LAS TRES GRACIAS 3 - Relatos Eróticos

LAS TRES GRACIAS 3

... aromáticos! Ella también lame con dedicación y “amor”. ¡Cada vez lo hace mejor! 
	¡No se ocupaba de disimular grititos y gemidos! Su lengüita recorría zalameramente desde el glande hasta los huevos. Como no le entraba toda, no desperdiciaba la posibilidad de pajearme con lo que quedaba fuera. Lo que más me encanta es como acaricia el meato con la lengüita. ¡Una artista! 
-¡Ay papito! ¡Qué lindo es! ¡Nunca me sentí tan feliz en la vida! – Prefería que chupe en lugar de hablar. Ella levanta la voz para que escuchen afuera…, si es que las chicas están detrás de la puerta, lo que supongo que ella espera.
	Estuvimos varios minutos ejercitando el placer de las mutuas chupadas. Angelita es notable. No hay nada que la moleste o la canse. ¡Siempre quiere más! Habían pasado como diez minutos… 
-¡Papito, papito! ¡Me vengo! ¡Acabo! ¡Sííí! – El chorro fue como catarata. ¡Nunca conocí mujer, grande o chica, que tuviera tanta facilidad para el orgasmo! Se quedó unos minutos quietita…, y se irguió. ¡Menos mal! Respiré hondo y me despatarré. ¡Espero que tenga un poco de piedad! Se sentó a mi lado, besándome en la boca y acariciándome el rostro. – Dani, es lo más lindo que he vivido en mi vida.
-Mi amorcito…, tenés muchísimos años por delante para gozar. ¡Esto será solamente la primera vez! – Retribuí sus caricias y sus besos. ¡Realmente me siento muy bien a su lado! ¡Es una criatura maravillosa!
-¡No olvidaré jamás este día! ¡Y estoy dispuesta a hacerlo de nuevo, todas las veces que ...

... pueda! – ¡No terminaba de ser la más entusiasta del sexo! – Mami y Felisa comprenderán porque estoy tan contenta. 
-¡Sí querida! ¡Yo también estoy muy contento! ¡Estar con vos es la gloria! – No mentía. Me siento extraordinariamente feliz. - ¡Me gustás muchísimo!
-¿Aunque no tenga las tetas de mamá y Feli? – Frunció la carita.
-No importa eso, mi amor. ¡Tenés la conchita y el culito más lindo del mundo! Dentro de muy poquito vas a tener hermosas y grandes tetas… - Estoy seguro que será así.
-¿Podés metérmela ya? ¡Tengo muchas ganas! ¡Quiero sentirte adentro! ¡Toda! – Ángela no dejaba de besarme y acariciarme. - ¿Tenés ganas? ¡Dale ya! ¿Me pongo a lo perrita? ¿Me la metés?
	Sin esperar respuesta se puso en cuatro en el borde. Me levanté, siempre al palo, gracias a sus permanentes caricias y lamidas. 
-¿Nos ponemos frente al espejo? Dale, agarrá el espejito de mamá. Quiero ver cómo me la metés en el culito. 
	Se ubicó frente al espejo del ropero y me alcanzó el espejito de maquillaje. Me coloqué parado tras ella. Tomé el gel lubricante y unté bien, tanto el culo como la pija. Le metí dos dedos para lubricarle el interior. Estaba perfectamente dilatada. La mamá le había enseñado muy bien.
-Es difícil de colocarlo para que veas bien. Te tengo que agarrar para poder metértela. ¡No es fácil!
-¡Si! Yo me quedo quietita, aguantando tus empujones. ¡Vas a ver! – Se clavó con sus manos en las sábanas. - ¡Dale, metemela!
	No me quedó otra. Con la mano derecha tomé el dichoso ...