Escort, por primera vez - Relatos Eróticos

Escort, por primera vez

... Entendí lo que me pedía y, con miedo, por qué no decirlo, lo hice. Me situé sobre su miembro erecto, mientras notaba como él, con su mano, dirigía su pene hacia el agujero de mi culo. Noté enseguida algo gordo, caliente, viscoso y duro,  que se restregaba por aquella zona intima de mi anatomía, y de repente el hombre me cogió de los hombros y tiró de mi con fuerza hacia abajo. Cuando su pollón entró en mi culo, sentí un dolor fortísimo. Tanto que grité, aunque allí en medio de la nada no creo que me oyera nadie. Por la primera vez una verga se abría camino en mi culo ! Casi lloré de dolor. Pero el tipo me dijo :
- "Ya veras, joven, como el dolor pasa enseguida y entonces te vas a alegrar..."

Empezó entonces un metisaca, al principio lento, después cada vez más rápido y fuerte, y conforme me iba enterrando más y más su polla dentro mi, sentí que el dolor se tornaba en un placer inenarrable. Me sorprendí con la boca abierta y cayéndoseme la baba por las comisuras. Sólo me importaba que aquella barra de hierro siguiera taladrándome el culo, abriéndome en dos. Eché la mano y toqué aquella verga enorme mientras me penetraba, sentí su dureza y a la vez su suavidad, como se enterraba cada vez más entre mis nalgas, y como mis huevos ya golpeaban rítmicamente sobre su vello púbico. Me sorprendí abriéndome las cachas con las manos, en un intento de que aquel trozo de carne me entrara un poco más, cada vez un poco más.

El tipo tiró de mi cabeza y se la acercó a su cara : lo vi ...

... entonces, la cara congestionada, la boca abierta, la lengua semisacada, y sé que quería besarme. Yo abrí la mía y saqué la lengua, totalmente entregado a aquel macho que me poseía como nunca pensé que me poseería nadie. Me dió un beso largo, profundo, las lenguas enroscándose una contra la otra. Entonces se separó y me dijo :
- "Quiero correrme en tu boca, mi bebe..."

Y sabéis qué ? Aquel machito que era yo, que media hora antes abominaba de cualquier mariconada, asintió con los ojos desencajados y totalmente perdida la compostura. Me saqué el pene del culo, con dolor de corazón, pensando en lo que venía ahora. Me agaché en el regazo del hombre, que me dijo :
- "Mirame mientras me corro ! Quiero ver tus ojos de deseo !"
Abrí la boca cuanto pude, saqué la lengua al máximo y lo miré.

El tío me puso la polla sobre la lengua, y empezó a jadear cada vez más fuerte. El primer trallazo de leche me llegó hasta la campanilla; el segundo, tercero, cuarto,  quinto y sexto se fueron depositando sobre mi lengua. No tenía idea de a que sabía aquello, pero pronto lo pude comprobar. El hombre me enterró su pollón en la boca, y entonces pude apreciar al raro sabor del semen, extraño pero cautivador, muy morboso. Tan excitante que empecé a mamarle el pene mientras me iba tragando poco a poco la ingente cantidad de leche espesa que el tío me había echado en la boca.

Seguí mamando y disfrutando de las últimas gotas de semen que el pollón echaba de vez en cuando. Cuando ya pareció que ...