FAMILIA QUERENDONA - Relatos Eróticos

FAMILIA QUERENDONA

... acordás? Hablamos de la libido, la lujuria, la perversión…, todo lo que ofrezca placer, todo bien lejos del sadomasoquismo…
-Sí, sí. ¿Y eso?
-Te cuento. Me conocés también, y comparto tu visión del sexo, el amor, el placer. – Como siempre, nuestra conversación es permanentemente rodeada por el cariño y la ternura. - Cuando mi hijo era pequeño…, como toda madre, lo bañaba. Un día se me ocurrió…, o más bien…, me dio ganas… de chuparle el pitito. Y así lo hice, y me gustó y lo seguí haciendo…, hasta que un día…, mi nene me lo pidió… “Mamita…, ¿me chupás el pitito?” Lo hice, por supuesto, y a partir de ese momento no solamente nos intercambiamos los deseos o las ganas, y desde el pito pasamos a que me chupara los pezones, “recordando cuando era bebé”. Luego le fui enseñando como chuparnos y besarnos todo, incluso la vagina y el culo. Lo que cada vez nos gustaba más. Cuando Sandro, a consecuencia de una mis mamadas, tuvo su primera eyaculación en mi boca, todo se hizo cotidiano, para mi placer y por el suyo.
-¿Todo en sus primeros años? – Pregunté para aflojar la calentura.
-Así fue, hasta qué…, bueeee…, en algún momento… le ofrecí mi concha, para que probara… ¡y le gustó! ¡Y a mí también! Y allí empezamos… Luego fue el culo…
-¡Cogías con tu hijo! – No estoy molesto, pero sí asombrado. - ¡Con todos los hombres que tendrías a tu “servicio”!
-Sí, lo sé. Te lo conté. Mi marido no me da bola, solamente le interesa los negocios…, y…, no recuerdo si te lo dije…, lo conocí ...

... haciendo negocios con Joaquín. Me casé porque estaba podrida de que Joaquín me tuviera a su servicio, para cogerme una vez por semana. ¡Con un control absoluto! ¡Ni siquiera podía mirar a otro! No quería patalear…, para que no me tirara a la zanja. ¡Así que me casé! Perdió todo poder sobre mí…, y no podía tirarse contra mi marido, pues perdería al principal accionista. ¡Cartón lleno! No me jodió más…, y durante… unos diez años, mi marido fue bastante complaciente ante mis deseos sexuales…, sin tener persecuta sobre mí…, lo que me permitió… amorosas escapadas…
-¡Jajaja! ¡Una maniobra genial la tuya! ¡Difícil encontrar mujer más inteligente! – Yo estaba maravillado. ¡Ana Laura es única!
-Si, jeje, fue una buena maniobra… ¡estoy orgullosa de ello!
-Pero…, ¿tu hijo que tiene que ver?
-Solamente producto de mi lujuria y perversión…, sin hacerle daño a nadie. Con Sandro estoy muy bien, sin preocupaciones…, y el aporte de Candela, su novia, excelente. ¡Una chica maravillosa! ¡Ya vas a ver!
-Y la bisexualidad… ¿de dónde sale? – Esa “onda” no me quedaba clara.
-Cuando mi nene comenzó el secundario – recién había comenzado a mamarlo con eyaculación, sin penetración en ningún agujero, salvo mi boca -, me comentó que había visto a un par de compañeros cogiendo en el baño; uno se la metía en el culo al otro. Me preguntó si eso es normal entre los chicos. Yo le dije que lo era entre los que se gustaban, y que eso se daba también entre chicas: chicas con chicas y chicos con chicos. De allí ...