VECINAS COMPLACIENTES - Relatos Eróticos

VECINAS COMPLACIENTES

... dejés de venir…
-¿Solamente a cenar? – Quiero asegurarme tranquilidad.
-Seguro, ninguna “molestia”. Y te explico todo…
-Bueno, a las 9 estoy ahí. ¿Está bien?
-Perfecto, te esperamos. 
	Como en otros casos fui caminando. No quiero camioneta en la puerta de nadie.
	Excelente cena…, excelente mamita… Una Ana Laura con algunos kilitos menos. Nuevamente… ¡EXCELENTE! ¡Está buenísima! Una Sofía con más años y más quilos. ¡Carajo! ¡Había venido con intenciones “célibes”! ¡Siempre hay una mina que me la pone dura!
	Para colmo, su recibimiento fue… ultra cariñoso. Abrazos para sentir de manera notable sus magníficas tetas, besos en ambas mejillas…, correspondidos, por supuesto…
-¡Ingeniero! ¡Qué placer conocerlo! ¡Sofi me habla tanto de usted! – No me soltaba mientras me habla. 
Renueva sus abrazos y besos, junto a las comisuras. Hago lo mismo. Sofía nos mira sonriente. Hago lo posible para que no note demasiado lo que se manifiesta entre mis piernas. ¡Imposible! Se aprieta lo suficiente para sentirlo.  
-¡Señora! ¡También es un placer para mí! – Trato de “desprenderme”, no por desagrado. Quiero mantener un comportamiento neutro…, en lo posible… Es inútil.
-No me llame señora, mi nombre es Verónica. ¡Tan dulce y cariñoso! Sofi no hace otra cosa que alabarlo… - A esta altura no me interesa simular. Espero que no sea por “esto” que me invitaron.
	Sofía mira hacia el bulto y me guiña el ojo.
-Vamos a cenar chicos. – Al fin me suelta y camina hacia el comedor. Sofi me ...

... toma de la mano y me guía.
-Cariñosa mi mamá ¿no? – Me habla al oído.
	Me sienta sobre un lado. Ella enfrente. La mamá trae la comida y se sienta en la cabecera, a mi izquierda. Más allá de las milanesas, fritas y ensalada, lo que más se destaca es su escote, que deja al descubierto la mitad de dos soberanos globos, donde se adivina la sombra de la areola. Los tiene tan suficientemente duros que no necesita corpiño. ¡Una tentación!
-Hace mucho que mami me pedía que te invitara…
-Y… sí. No solamente Sofi me hablaba de usted…, hay varias amigas en el pueblo que hablan muy bien de usted, ingeniero…
-Llámeme Dani, por favor…
-Será un gusto, Dani. 
-Si mami. Dani prefiere más confianza, no es un estirado.
-Lo sé, me lo imagino…, por lo que me dicen, vos y algunas amigas…
	Estamos comiendo, y bebiendo un exquisito vino. Espero que Sofi encare lo que quería decir. ¿O se contendrá por la presencia de la mamá…, o por su “recibimiento”?
-Mirá Dani, te cuento lo que empecé por teléfono. Mamá sabe de lo que voy a hablar. Le parece bien… Aprilia se lo merece…
-¡¿Aprilia?! ¿Y la hija se llama Ducati?
-¿Lo qué? ¡No! La hija se llama Celina… - Sofía está inquieta. - ¿Qué pasa? ¿Las conocés?
-No para nada… No, no quiero conocer… nada nuevo. ¡Ya tengo bastante! – Iba a decir “ya tengo A bastantes”, pero por la mamá me contuve.
 -Sí, sin duda. Pero tiene una nena riquísima… - miré a Verónica de soslayo. Ella sonreía. ¡Estaba al tanto! - …y vos sos famoso en el pueblo como el gran ...