1. La primera vez que me partieron el culo


    Fecha: 26/02/2024, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Crixus Murmilus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Hola, buenas noches. Esta es la historia de cómo me dejé llevar por el alcohol y el deseo;  y terminé en un abrir y cerrar de ojos con el ojete del culo cargado de leche viscosa y caliente de un pollón enorme y grueso como jamás había visto antes, ni en las mejores películas porno. Resulta ser que en una ocasión que fui a casa de una tía, a pasar el fin de semana; me encontré en las cercanías de la casa de mi tía a un viejo amigo de muchos años. Muñoz, era un hombre que rondaba por sobre los 50 años de edad, pero con un torso formidable y una musculatura fornida, típico de un macho cómo él que trabaja en la construcción, de esos albañiles que el trabajo los forja de carne y acero. Yo de mediana estatura, más bien corpulento sin llegar a ser ni gordo ni flaco; pero con buenos atributos; una polla normal pero de un tamaño significativo, con unos huevos apetecibles para degustar con la lengua de cualquier adicto al sexo; y con un culo que cada vez que tenía un time a solas me paraba delante del espejo y me lo observaba durante un largo rato, en una ocasión me deleitó tanto estimularme el orto con los dedos, que me vine a chorros. Sabía que cualquier macho con un agujero así delante no perdería tiempo en querer invadirlo a pinga limpia y llenarme el ojete de mi culo con abundante esperma caliente. Aquella tarde, nos volvimos a reencontrar después de varios años sin vernos, de una época en que tenía una noviecita cerca de mi casa, y a mí y otros amigos más; Muñoz nos daba ...
    ... oportunidad de mirarle hueco por una ventana cuando se follaba a la novia cada vez que iba a visitarla; nos causaba mucha excitación, pues era muda; con unos pechos tremendos y una raja de bollo que se le mojaba nada más que veía a Muñoz quitarse los pantalones y los calzones y dejar al aire aquel trozo de pinga blanca y gruesa que se mandaba. Pero lo que más nos ponía, era escuchar cómo la muda se quejaba cuando Muñoz le ensartaba la polla en el ojo del culo, aquello daba lástima ver cómo gemía cuando empezaba a encajarle aquel mazo de carne por su apretado orificio. Y luego verla como quedaba empapadita de sudor con un hilillo de semen saliendo a borbotones por su  dilatado esfinter, mientras seguía hurgando con sus dedos en su vagina y a la vez limpiaba la polla a nuestro amigo. Muchas veces quise ser el suertudo dentro de aquella habitación, pero eso me lo reservé calladito porque podía exponer mis deseos y delatarme con mis amigos heterosexuales, incluyendo a Muñoz mismo. Bueno, pues nos  sentamos más de 10 años después, a rememorar aquellos tiempos, y de ahí derivó la conversación caliente que empezamos entre tragos de aguardiente y una botella de Whisky que luego apareció. Así estuvimos horas hablando de sexo, y de vaginas llenas de semen, y de culos follados salvajemente, de novias que tuvimos y como le hacíamos el amor con lujo de detalles. Y de cuál de los dos tenía la polla más grande; incluso Muñoz se levantó en un momento dado de la conversación y se sacó el instrumento ...
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