Una clienta habitual - Relatos Eróticos

Una clienta habitual

... extrañado.

Era el número de una amiga, pero la rubia, escribiéndome con un español aceptablemente comprensible, me indicaba que estaban en un bar cercano hasta la 1am, y que si me animaría a acompañarlas. Mi corazón casi sale de mi pecho, me excité mucho (y ya se imaginan como que se notaba!) y decidí correr hacia el bar, más bien curioso de saber que pasaría, excitado en esta situación y ansioso por verlas, no esperaba mucho, pero tomé la decisión de acompañarlas.

Al llegar al lugar (entendiendo lo poco de dinero que gano) mi primera decepción fue de ver la mesa llena de copas y lo mucho a lo que esa cuenta ascendería, (es mi rubro, vamos)... pero lo que sería tal vez peor era de ver a dos tipos con ellas tres, ambos extranjeros, todo mundo hablando en inglés en la mesa, emparejadas las amigas pero ella sola, sonriente, esperando por mi con una sonrisa enorme y mostrándo su tercer o cuarto vaso de limonada pues ella me comentó que no bebía nada.

Desconfiado aun, me costó mucho deshacerme de todo prejuicio de mi mente (por que a mi?) no entender apenas de que hablaban (me irán a hacer algo?) y de que estaba allí muy animado, conversando con una milf encantadora, que hacía de anfitriona para sus dos amiguitas, de de haber llegado apenas a la ciudad, se habían enganchado ya con otros dos turistas en aquel bar... bueno, parecía que todos estabamos en pareja, pero la verdad sus amigas y los dos tipos con los que estaban no parecían compatibilizar tanto como nosotros, ...

... que luego de romper el hielo y conversar por un largo tiempo, comenzamos a tomarnos de la mano, apoyarnos uno contra el otro y darnos algunos besitos, antes de que nos dijeran que el bar cerraría pronto y tendríamos que salir. Invitaron los dos tipos y luego de un debate entre todos ellos, tomaron algún tipo de acuerdo, mientras yo sostenía de la mano a mi presa, intrigado aun por lo que se vendría.

Terminamos así en un hotel cercano, no tenían habitaciones disponibles a la hora, la única disponible, nos indicaron que sería para nosotros dos para poder subir primero, que ellos cuatro esperarían por las suyas y una vez que se acabara, el punto de reunión sería el lobby. Eso tuve que pagarlo, pero bueno, era una buena inversión considerando que algo así no te lo llevas a la cama todos los días, aunque tenía mucho miedo de ella perder ánimo o lastimarse de ver a mi amiguito que a la hora, parecía incluso haber crecido más de lo que acostumbraba.

Entramos a la habitación, nos desvestimos en medio de muchos besos, y yo de pantalones desabrochados, corrí a buscar eso que tengo que llevar a todos lados y si no estaba conmigo arruinaría todo, un frasco de lubricante, que aprovechando nuestro preámbulo, comencé a pasarlo con mis dedos entre sus piernas, en tanto que ella tiraba de mis pantalones con cierto afán, hasta que casi retrocede dos pasos al ver salir lo que tenía para ella, llevándose las manos a la cara y mirándome con una cara de confusión absoluta... ambos reímos como ...