Campamento - Parte 5
Fecha: 19/11/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: johna.2012, Fuente: CuentoRelatos
... excitacion, me vine sobre las nalgas de mi amigo, mojando con mi leche su ano y su dildo.
Pablo al sentir el calor de mi semen sobre su culo dio un suspiro y luego se dejó caer sobre la cama, exhausto.
―¿Te viniste? ―preguntó riendo.
―Lo siento ―me disculpé―, no pude aguantar tanto morbo.
―Está bien ―dijo sonriendo―, me alegra que los dos lo hayamos disfrutado.
―¿Quieres que te saque el dildo? ―pregunté mientras le limpiaba el semen de sus nalgas.
―Déjalo un momento más, se siente bien ―suspiró.
Con una sonrisa en los labios por la expresión que tenía mi amigo en su rostro, fui hasta el baño para limpiarme un poco y traer algo de papel para Pablo, aún incrédulo de que haya podido comerse todo aquel monstruo.
―¿Ahora si te lo sacó? ―pregunté luego de un momento.
―Sí, pero despacio ―dijo.
Con cuidado tomé la base del dildo y empecé a sacarlo lentamente, viendo como el ano de Pablo se contraía con cada centímetro que perdía de ese pene, presionando como si no quisiera que se lo quitara.
No podía creer lo abierto que se quedó el hoyo de Pablo cuando terminé de sacarle el dildo. Parecía un enorme agujero negro, con bordes rojos y húmedos.
―Ve a darte un baño, que mi madre ya no demora ―le dije y solté una risa cuando lo vi ponerse de pie con dificultad y caminar hacia el baño de forma graciosa.
Apenas Pablo salió de la ducha, mi madre llegó a casa.
―Hasta mañana, Adrián ―se despidió Pablo en la puerta―, hasta luego señora ―dijo luego ...
... volviéndose a mi madre, pero ella no contestó.
Preocupado por las reacciones tan extrañas de mi madre de los últimos días, fui hacia ella y le pregunté nuevamente que le sucedía, con la intención de no dejarla hasta que me dijera la verdad.
―Tu padre y yo nos vamos a separar ―dijo y de inmediato sentí un retortijón en el estómago.
Entonces mi mente se llenó de inmediato con recuerdos de mis padres, juntos y felices, recuerdos que empezaron a provocar un vacío angustiante en mi pecho.
Sin decir nada, salí corriendo de mi casa, ignorando los gritos de mi madre.
Por un largo rato caminé sin rumbo por la calle hasta que inconscientemente mis pasos me llevaron hasta el edificio de Raúl.
―Hola, soy yo ―dije cuando escuché su voz por el comunicador.
―¿Adrián? ¿Estás bien?
―¿Puedo quedarme contigo esta noche? ―pregunté temblando, sintiéndome raro por pedirle eso a través de un micrófono.
―Claro, sube ―contestó.
Raúl me abrazó y escuchó hasta altas horas de la noche, acariciándome y susurrándome que todo iba a estar bien.
Me sentía bien a su lado, protegido y tranquilo, como nunca me había sentido con nadie, ni siquiera con Cristian.
Aquella fue la primera noche que pasé con Raúl, la primera noche que dormí entre sus brazos, sintiéndome protegido de todas las cosas que me atormentaban, que me hacían sentir triste.
Una vez más Raúl se comportó como un caballero y no intentó nada en toda la noche, sólo me abrazó y me acostó sobre su pecho, dándome el ...