La Fascinación de lo Desconocido - Relatos Eróticos

La Fascinación de lo Desconocido

... inesperada de dolor y placer que generaron sus dedos apretándolo. Asentí con la cabeza, pero apretó un poco más fuerte mientras repetía,

- No te escuché.

Casi en un susurro, le respondí con un sí entrecortado.

Bruscamente, como si fuera una muñeca, fui volteada y empujada hacia abajo, presiono con fuerza mi espalda, dejando mi pecho pegado al césped, Una mezcla de miedo y excitación recorrió todo mi cuerpo. Sin pronunciar palabra alguna, sin consideración ni miramientos, tomó firmemente mis caderas con ambas manos y las levantó, dejándome de rodillas, con el culo en alto y el pecho pegado al suelo. Mantuve esa posición temblando levemente, sin saber si era por el frío, el miedo o la excitación, quizás una amalgama de todo.

Continuando con su tarea, tomó mis muñecas y las ató con lo que parecía ser su cinturón, luego colocó en mi boca el pañuelo que me había dado para secar mis lágrimas minutas atrás. El miedo poco a poco comenzaba a tomar más fuerza dentro de mí, llevándome a forcejear para intentar ponerme de pie, pero sin inmutarse, volvió a colocar su mano sobre mi espalda, impidiéndome cualquier movimiento. Con voz firme, susurró cerca de mi oído,

- Si deseas que continúe, mantente en esa posición. Si deseas que pare, solo ponerte de pie y detendré todo, te vestiré y haremos como si nada hubiera pasado. No haré nada que no desees que haga.

Su voz se volvió más ronca, más exigente, causando que me mojara como no lo había hecho en mucho tiempo, en ese ...

... momento supe que no había vuelta atrás. Sin cambiar de posición, sentí cómo mis jugos comenzaban a chorrear por mis muslos. Lo escuché reír, sabía que tenía una visión perfecta de mi culo y mi coño mojados, expuestos y a su entera disposición. Pese a mi excitación, seguía temblando levemente, sin saber qué sucedería a continuación.

Después de unos eternos minutos de expectación, sus dedos recorrieron lentamente mi coño, acariciando suavemente los labios, arriba y abajo. Los gemidos comenzaban a ser ahogados por el pañuelo, él seguía estimulando delicadamente mi coño, Dios, toda la situación era demasiado intensa.

Creo que eso esperaba, pues al escuchar el primer – ¡Mmmmmhh!- de gozo que salió de mi boca, repentinamente, introdujo dos dedos de golpe en el interior de mi coño, el pañuelo no pudo sofocar completamente el sonido del grito que género tal cambio. Emprendió un ritmo torturante de entrar y salir, acariciando mi clítoris con el pulgar mientras sus dedos se movían, adentro y afuera, adentro y afuera de forma enardecida. Mis caderas cobraron vida propia, comenzaron a moverse al ritmo de sus dedos, buscando más y más placer.

Él, casi pegando su ingle a mi culo, abrió mis piernas un poco más con ayuda de las suyas, buscando un mejor ángulo para arremeter contra mi coño. Siguió así unos minutos, atormentándome con sus dedos, hasta que los sacos de mi interior, de la misma forma en que los había introducido, dejando una sensación de vacío desesperante, moví mis caderas ...