DIFICIL DESCANSAR - Relatos Eróticos

DIFICIL DESCANSAR

... horita, más o menos, luego de nuestra actividad sexual, que llegó a su cuarto orgasmo, y como la nena había tenido la precaución de avisar a sus amigas nuestra llegada, en la estación nos esperaban las cuatro. 
Eloísa fue la motorizada que nos llevó en su auto. Íbamos apretados, pero sin problemas. Ofelia y Karina ya se estaban besando y manoseando, y Felisa había liberado mi pija prestamente, y se la había clavado en el culo, mientras estábamos sentados en el asiento trasero, al lado de sus dos amigas tortilleras. 
Todos fuimos al dpto. de Karina. Allí vivían Eloísa y Kari, más otra compañera, que entonces no estaba. A dos cuadras, alquilaban Felisa y Rebeca, junto a otra amiga…, pero en este momento nos quedamos todos juntos, apretados y cariñosos, sin “forasteras…”, aunque las chicas dicen que las amigas y compañeras, que no son del pueblo chacarero, donde hicimos la fábrica de aceite, son tales como ellas…, o sea buenas cogedoras… 
A pesar del frío exterior, propio del invierno junto al amplio río, la vivienda estaba adecuadamente calefaccionada, por lo cual, tal como es propio de nuestro “estilo”, las nenas se “desabrigaron” lo suficiente para que yo gozara del espectáculo de sus cuerpos, y el manoseo y besos fueran obvios; las nenas circulaban desnudas frente a mí, frotándose concha o culo contra mi rostro, para que labios y lengua fueran de uso.
En la amplia cama matrimonial, que había en una de las habitaciones, y que seguramente, las chicas compartirían en ...

... tríos o cuartetos, estábamos Rebeca y Eloísa, placenteramente horadadas por mí, una cabalgando y la otra gozando de mi flexible lengua. Ofelia tenía toda la razón. Las nenas me esperaban más que ella el examen. Tanto tiempo hacía que no chupaba esas ricas conchitas…, y seguían siendo sabrosísimas. Ofelia seguía tortillando con Felisa y Karina. Evidentemente extrañaba las conchas de sus amigas.
Todo fue espléndido hasta las 12 del mediodía. Luego de baños y vestimenta, las invité a almorzar en uno de los restaurantes de la costa… La tarde fue de apareamiento de Ofelia con sus amigas Rebeca y Eloísa. El examen sería mañana a la mañana. A la noche dormí en el domicilio de Rebeca y Felisa. Al día siguiente iríamos a la escuela, a seis cuadras. 

Hay para todos los gustos. Rebeca es de pelo cobrizo y mide poco más de 1,65, sin tacos, con tetas más bien pequeñas, pero erguidas y de buenos pezones. Felisa es rubia natural, una cabeza más alta, con tetas más grandes, de acuerdo a su tamaño general, muy bien proporcionada, además de tener una carita de muñeca. La ventaja de Rebeca es su simpatía y onda para prenderse en todas. Las nenas no tienen problemas para mostrarse mimosas y calentonas entre ellas, por lo menos al estar entre amigos, ahora, mucho más que durante el tiempo que viví en el pueblo. A todas se las veía muy adolescentes y juveniles, graciosas y entradoras. Nadie dudaría en su situación de “debutantes” secundarias. Por supuesto que yo no tenía motivo para compararme; ...