ME PASA DE TODO - Relatos Eróticos

ME PASA DE TODO

No sé por qué, pero me pasa de todo. No quiero decir que todo es malo, no, para nada. Lo único trágico en mi vida fue el fallecimiento de mi esposa, tragedia que dura hasta hoy. 
Luego nada más. Tanto que Leonor, la señora que trabaja en casa desde adolescente –ex alumna de mi señora-, se me acercó la semana siguiente al fallecimiento, y me dijo sin más vueltas: “Dani, yo sé que usted también lo quiere…”
-¿Qué cosa? 
-Acostarse conmigo…
-Jeje… ¿cómo lo sabés? 
-Hace 15 años que lo sé… y yo también lo quiero…, pero por respeto a la señora no lo hicimos… ¿o no es así?
	Efectivamente, esta historia la conté hace bastante tiempo atrás. Así fue, ese día cogimos durante cuatro horas, por lo menos – yo tenía quince años menos-. Así fue durante varios años. Leo venía dos veces por semana. Lo dejé así, aunque un par de años más tarde, lo reduje solamente a un día, pues…, por un lado, no había tanta necesidad de “limpieza…”, y yo tenía mañanas más “ocupadas”. Le seguí pagando lo mismo, como si vendría los dos días -no quiero quitarle nada-, pero no hacía falta más. Al estar solo, prefiero no tener otra gente en casa.
De cualquier manera, Leonor me lo gratificó en grande, no solamente cogiendo cada vez que venía, sino que, además, cuando su hija mayor llego a la pubertad, me preguntó si yo estaría de acuerdo con que la nena viniera a casa, para ayudar a la mamá a “limpiar”. ¡No hubo ningún problema! Se sumó a la mamá a retozar en la cama. ¡Una maravilla!
A partir de eso me pasó ...

... de todo. Ya conté el tema de mis viajes, tales como ese al pueblo de la pampa con la fábrica de aceite.

A Rebeca la tuvimos de protagonista en varios relatos. Como sabrás, no hay nada que ella tenga como límite. Bueno, en eso que “me pasa de todo”, Rebeca está muy presente como “ocasionadora”. 
En un momento, cuando hablamos de la chica desvirgada que no quedó conforme, y que vino con su hermanita…, bueno…, apareció con un pibe, un adolescente. 
-Tienen un hermanito más chico, un par de años, recién ingresado en el secundario. 
-¿Y con eso? – Justamente…, ¿qué tengo que ver?
-Es gay. Y quiere probar, para poder coger con los compañeros sin que lo lastimen…
-¿Y yo que tengo que ver?
-Le dije que vos le podés abrir el culito sin lastimarlo, para que pueda recibir todas las pijas que quiera… - Rebeca la sabe todas; mientras me habla me acaricia el bulto. Sabe que mis reacciones sexuales empiezan por allí. - ¡Papito! ¡Estás al palo!
-¡Por vos! ¡Jajaja! ¡Así que tengo que amaestrar culos de chicos!
No hubo caso. Rebeca, como las dos hermanas y la madre Azucena, no tuvieron mejor idea que comentarle al chico lo bien que lo habían pasado cuando se las metí por el culo. ¡Y el chico quería probar! 
Estuve dando vueltas durante media hora, pero no hubo nada que hacer. Les expliqué que el culo de la mujer me gusta más, porque cuando se la meto, le puedo meter los dedos en la concha, o acariciarla, o pellisquear el clítoris… Todo eso me gusta más que andar pajeando a un tipo ...